Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

domingo, 19 de septiembre de 2010

LA FLAUTA MÁGICA: EL ÚLTIMO TRABAJO DE UN GENIO.

Wolfgang Mozart quizás a los seis o siete años.
Si bien el siglo XVIII estaba impregnado de música, su organización social era muy cruel para el artista creador como nuestra propia sociedad en la actualidad. Si el artista no estaba empleado por una corte, una casa noble, una iglesia, una municipalidad, si no era conocido internacionalmente como un virtuoso o un maestro afamado, esta atado al esfuerzo de ganarse la vida. Mozart estuvo entre los primeros en desprenderse de la seguridad del “vasallaje musical” y probar la economía artística libre de la ciudad. Wolfgang Amadeus Mozart, mientras era un niño prodigio fue adorado y admirado; sin embargo cuando abandonó el empleo con el arzobispo de Salzburgo para seguir la carrera de un artista libre en Viena cayó sobre él una sombra que no pudo eludir. Los últimos diez años de su vida fueron de copiosa producción. Aun así llevó una vida precaria pues el mundo no estaba listo para el artista independiente.


Papageno. La Flauta Mágica.
Grabado de 1791

Durante sus últimos años Mozart crea, lo es para mí, la más grande sus operas y la cual viene también hacer su postrero trabajo operístico: La Flauta Mágica. Este excelente trabajo musical y escénico viene precedido de varios acontecimientos en la vida de Mozart, el joven músico apenas llega a Viena, después de su fracaso con Leopoldo II, se le es ofrecido una oportunidad para escribir dos óperas para Londres. Pero para ello es necesario pasar seis meses en la capital inglesa, no obstante Mozart carece del dinero para emprender el viaje y declina la oferta y es Joseph Hayden quien es contratado para realizar la empresa musical inglesa. A pesar de todo, Wolfgang se levanta y su talento vuelve a producir y escribe El Quinteto para Cuerdas KV 593, seguido del Concierto para Piano n° 27 KV 595, el último de una serie deslumbradora que no revela traza alguna de las penalidades recientes.

En ese mismo año, 1791, Mozart junto con Emanuel Schikaneder, extraño personaje -actor, poeta y empresario teatral que, después de una larga ausencia debida a  su existencia agitada, volvió a Viena para encargarse de nuevo de su pequeño teatro popular situado a las afueras de la ciudad - emprenden la idea de La Flauta Mágica, donde Mozart vuelca toda su creatividad y talento, mientras que a Schikaneder se debe el mérito de haber sido el valedor de esta aventura teatral, así como el libretista, el director e, incluso, el interprete de Papageno.

Joseph y Peter Schaffer: Tamino toca la flauta mágica para alejar las fieras.
Acto I,   escena XV de La Flauta Mágica.
Mozart había tenido siempre el deseo de crear una obra alemana sobretodo después del éxito de "El Rapto en el Serrallo"; así, por primera vez se enfrentó al intrigante mundo de las "Zauberopern" u óperas mágicas, las representaciones maravillosas muy estimadas por el público vienés. No tenemos dudas sobre la paternidad del libreto , pero es difícil precisar las fuentes literarias en que se basa el texto de la Flauta Mágica, según la historia, Schikaneder tomó el libreto de la fábula "Lulu oder die Zauberflöte" de J.A. Liebeskind, aparecida en la antología "Dshinnistan oder Auserlesene Feen", editada por Wieland entre 1786 y 1789; pero también el "Thamos" de T.Ph. Gebler (al que Mozart había dedicado, años antes, algunas páginas musicales) y el "Sethos" del abate Terrason ejercieron una influencia en la elaboración del trama. No tenemos que olvidar a K.L. Gieseke, autor de un célebre "Oberón" (basado a su vez en el trabajo de Wieland); después de la muerte de Mozart y de Schikaneder, reivindicó la paternidad del libreto añadiendo desde entonces una nota ulterior de confusión y ambigüedad al problema del origen de la trama mágica.


Pamina. La Flauta Mágica
Poster de 1900
Con estos antecedentes y evocando un tema que era parte del inconsciente colectivo, Schikaneder supo dar vida a una trama nueva y rica en elementos originales. Entre los méritos reconocidos de este libreto cabe destacar: la elección de una dimensión fabulosa en vez del tradicional carácter heroico, la vivacidad de los contrastes escénicos, que delatan a un experto en teatro, la libertad concedida al compositor gracias a la caracterización no vinculante de los personajes y la introducción de la temática y de la simbología masónicas. Por su lado, a Mozart, sin duda influido por las concepciones humanitarias de I. Born, guía espiritual de la masonería vienesa, le debemos el vuelco general (que ocurre a mitad de la partitura) de la "trama espiritual" de la ópera: el mago malvado Sarastro de la versión original se convierte en un exponente de la bondad y de la sabiduría ilustrada, mientras que la Reina de la Noche, al principio "reina del bien" se transforma en la personificación de las tinieblas y del mal. Schikaneder, contento, como siempre, con las novedades que pudieran poner su creación por encima de la competencia teatral, aceptó esta inesperada inversión de papeles y, por consiguiente, aceptó esta coloración humanitaria y filantrópica, que constituye el significado profundo de la ópera.



Aspectos decorativos para La Reina de la Noche de La Flauta Mágica de W. A. Mozart
bajo la dirección de Karl Friedrich Schinkel para la Royal Opera de Berlín en 1816.
  Cuando Wolfgang Mozart empieza a trabajar en La Flauta Mágica ya se encuentra delicado de salud, Schikaneder, preocupado y solícito, lo cuida y le presta una casa cercana al teatro, y es allí donde Mozart compone la obra a su gusto y rodeados de los amigos del teatro. Más o menos al mismo tiempo le llega una carta sin firma, se trata del encargo de una Misa de difuntos, este petitorio es realizado por el Conde Franz von Walsegg, quien le hace creer a todos que es compositor, y le pide a Mozart que escriba en su lugar un Réquiem en memoria de su esposa. Mozart acepta debido a su situación económica y a pesar de su agotamiento y del trabajo que implicaba culminar con La Flauta Mágica, además de esto se suma otro encargo del Teatro nacional de Praga que quiere una ópera para la coronación de Leopoldo II como rey de Bohemia, este trabajo operístico titulado La Clemencia de Tito, basado en un libro de Metastasio y revisado por Mazzola, la escribiría Mozart en tan solo dieciocho días, componiéndola incluso durante el viaje a Praga, una de sus ciudades favoritas.


Decorado para La Flauta Mágica, Acto I, escena I.
Litografía coloreada de Thiele a partir de un proyecto de Schinkel para la
representación de 1816 en Berlín.

Al regresar a Viena, Mozart termina La Flauta Mágica, cuyo estreno tiene lugar el 30 de Septiembre de 1791, con una sala abarrotada y expectante. El público de este teatro nada tiene que ver con las cortes, los grandes salones y los aristócratas de la época, es un público común, de suburbio que al principio aburrido y reticente termina enamorándose del fastuoso montaje musical y conmocionado y entusiasta le otorga el triunfo a la última ópera del genio de Wolfgang Amadeus Mozart, que muere el 5 de Diciembre de ese mismo año en la extrema pobreza y fue enterrado con la mayor sencillez en una fosa común.


La Flauta Mágica dirigida por Joan Font en Mayo de este año.
Producción de Gran Teatre del Liceu de Barcelona.
La Flauta Mágica plasma en forma maravillosa y magistral los valores trascendentales del espíritu, el amor, la verdad, la templanza, el altruismo, que debemos como seres humanos trabajar por conquistar. Mozart en esta ópera resalta la importancia del hombre y de la mujer como pareja, como el dúo que se convierte en una unidad. Sarastro es el rey del Templo de la Sabiduría, templo donde se rinde culto a Osiris y a Isis. La reina de la noche representa a las fuerzas tenebrosas que habitan dentro de nosotros, las fuerzas oscuras, la ira, el orgullo, la venganza, los celos, … Tamino -el príncipe- y Pamina -la hija de la reina de la noche- juntos, avanzan pasando diferentes pruebas. Todos en un momento de nuestra vida quizás, nos hemos preguntado cual es el camino que conduce a la verdad. Mozart, en la grandiosidad de su último trabajo operístico nos muestra el camino.

VIDEO: Segunda Aria de la Reina de la Noche: DER HÖLLE RACHE.



Por Félix Esteves

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...