Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

lunes, 5 de septiembre de 2011

EL CORAZÓN MENDIGO

Voy lejano aunque te tenga a mi lado
parecemos juntos pero nos estamos distanciando
se nos murió el amor y yo se que te quería
el corazón lo llevo roto y me duele todavía.

Este amor que fue inmaculado crisantemo blanco
ahora melancólico y solo en mi cuerpo se marchita
en mi desconsuelo voy falleciendo poquito a poco
cuando otro amor en ti planto una blanca margarita.

Yo aun necesito decirte lo mucho que te amo
que a pesar de mi silencio ingrato yo te adoro.
No me salen las palabras por lo tanto que yo lloro
que se queda ínfimo el llanto triste del palomo.

Aun crece mi delirio amatorio cuando recuerdo
los tantos cálidos besos que tu boca me ofrecía
y pensar que ahora nuestro amor es dolor y miedo
¡Ay! ¡Qué tristeza! ¡Qué dolor! ¡Y  qué agonía!

Perdí mi juventud, mi vida y todas mis mieles
sembrando rosales  que sólo me darán espinas
y voy llenándome de amargas y acres hieles
al ver que otros labios en ti se hacen rojas clavellinas.

¡Y pensar que nunca de ti pensé sentir hambre!
cuando mi boca pide de tu amor la dulce pócima
y me extingo  en solitaria mansedumbre
al recibir como alimento el veneno de una lágrima.

Digo adiós feliz aunque por dentro voy muriendo
y pensaras que aun seguiré siendo tu amigo
pero por dentro voy llevando el llanto hirviendo
que convirtió mi adolorido corazón en un mendigo.

Por Félix Esteves

1 comentario:

  1. Me ha conmovido esta entrada, quizás porque mi corazón se siente de igual manera. Beso.

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