La globalización no es un cuento de hoy, desde la época de los grandes descubrimientos y de la conquista de América el mundo estuvo conciente del globo, y empezó el contacto y el intercambio cultural, así desde hace más de quinientos años vivimos un proceso de transculturización o mejor dicho de globalización, donde la aldea cada vez se ha hecho más grande, pues somos en sí la suma de todas las culturas, de todos los países unificados bajo un mismo criterio. El problema reside en que se corre el peligro de olvidarnos de nuestro pasado y ese es el mayor riesgo que supone el proceso de la globalización: la pérdida de la identidad.
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La globalización esta ayudada en la actualidad por la tecnología de las comunicaciones, los mass media y principalmente por el Internet. Ya no solamente es la televisión, la publicidad y el cine los que rigen la moda en el vestir, lo que leemos, lo que deseamos. Junto con el Internet han surgido mundos paralelos que han hecho que niños, jóvenes y adultos vivan pendiente de lo que sucede, ocurre, transcurre en el mundo virtual: Estamos más pendiente de las supuestas “amistades” o de los hechos de las redes sociales como Facebook, Sonic, entre otras que de nuestro mundo real circundante. De igual manera, han surgido cientos de juegos en computadora, que se manejan directamente desde las mismas redes sociales donde ciudades imaginarias con habitantes igualmente virtuales son manejados por los internautas bajo unas leyes y códigos que desdibujan la realidad y que desgraciadamente van quebrando o rompiendo las tradiciones y la ética del inconciente colectivo. Estos mundos virtuales o paralelos han transfigurado y cambiado el sentido de los valores, y así como los individuos virtuales de la red, creemos que nuestra conducta son actos individuales y no están inmersos en la sociedad real.
La ética es lo que permite que la sociedad construya unos elementos básicos sobre los que esta pueda soportar y crear normas de relación. Estas normas, códigos o leyes nos hacen sociales y por lo tanto nos hacen humanos, pero a pesar de que cada sociedad tiene o posee una ética, que claro, esta sujeta a criterios universales, la globalización extrema de las ciudades virtuales o mundos paralelos exigen el rompimiento muchas veces de los lazos o vínculos de los internautas con la ética de su mundo real o de su verdadera sociedad.
Pero muchos dirán ¿La ética no evoluciona?, ¿tiene sentido la ética en el mundo moderno o sociedades contemporáneas? La ética evoluciona y esta evolución tiene que partir del proceso de discusión, de la confrontación y del razonamiento de las ideas y entre las ideas de todos los interlocutores, con las otras o diferentes sociedades, con el mundo, no obstante con nuestra propia sociedad para no romper nuestro proceso o hilo histórico y nuestro sentido de pertenencia.
Las redes sociales y los mundos paralelos o ciudades virtuales que ellas conllevan no son del todo tóxicas o dañinas, en cierta parte todos hemos sucumbido a este juego, está en nosotros revisar, estudiar y analizar nuestro comportamiento frente al computador y sopesarlo o compararlo con la realidad de nuestro mundo y ver si nuestra imagen en la pantalla se sigue rigiendo por una moral digna de una sociedad donde la felicidad de todos esta regida bajo los principios éticos básicos y universales, entonces de esta manera veremos que la globalización y la evolución de la ética pueden ir tomadas de la mano.
Por Félix Esteves
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