Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

jueves, 21 de octubre de 2010

LOS AMORES HOMOERÓTICOS EN LA ROMA DE LOS EMPERADORES.

Copa Warren
La copa es un escifo (copa o vaso semiesférico) de plata romano y es única por estar decorada con representaciones homoeróticas, dos actos sexuales explícitos entre hombres, de gran calidad artística. Es conocida por el nombre de su primer dueño en época moderna, el coleccionista y escritor Edward Perry Warren.
Los romanos al igual que los griegos nunca crearon o constituyeron una diferencia entre homosexuales, heterosexuales y bisexuales. Al parecer era una práctica bastante común entre los romanos, y según algunos de los autores que se han dedicado a esta materia las relaciones homoeróticas giraban en un fuerte porcentaje en torno al asunto del poder. En este sentido el enunciado de que las relaciones homosexuales estaban por el poder nos conduce a la división entre el activo (dominador) y el pasivo (dominado). Y aunque Edward Gibbon dice en su libro History of the Decline and Fall of the Roman Empire que “de los quince primeros emperadores, Claudio fue el único cuyo gusto era absolutamente correcto en materia de amor” (1) y que Roma fue gobernada por más de doscientos años por emperadores homosexuales, aunque no exclusivos, un hombre libre y considerado ciudadano romano sólo podía ejercer el papel de activo, por tanto, que un ciudadano se sometiese a otro hombre, que se dejase penetrar, creaba en el mismo todo un estigma social, siendo considerado el sujeto en cuestión como un impudicus.

Antiguo Mosaico Romano
En el mosaico se muestra un trio entre dos hombres y una mujer
en pleno acto sexual.
Los afectos homosexuales de los ciudadanos romanos eran dirigidos en general a muchachos esclavos, a menudo escogidos para tal fin, para los romanos los esclavos más bellos de Alejandría y Oriente eran los más apreciados y que alcanzaban altas sumas en los mercados. Estos chicos y hombres también eran botines de guerra de los generales y soldados que se deleitaban con las carnes viriles de sus prisioneros, que muchas veces alcanzaban si eran buenos amantes y bienqueridos posiciones envidiables y hasta a veces se le era otorgada su libertad por su amante dominador o activo.

El emperador romano Heliogábalo tenía entre su guardia personal
a los soldados más hermosos y mejor dotados del imperio.
En la literatura latina se hallan abundantes ejemplos de lo mencionado acerca de las relaciones entre amo y esclavo, en Marcial, Juvenal, Horacio, Petronio, Tibulo y otros muchos escritores situados en el período del último siglo de la República y el Alto Imperio, es frecuente hallar referencias a esto. El hecho de que un ciudadano romano emplease a sus jóvenes esclavos para obtener placer no conllevaba ningún tipo de censura social, siempre y cuando el dueño fuera el activo, no obstante en secreto los roles se intercambiaban como relata Marcial en sus Epigramas o en el Satiricón de Petronio.

Adriano.
Emperador romano que profeso un inmenso
amor por su amigo Antinoo.
En el siglo primero Suetonio y Tácito confirman la generalización de matrimonios entre hombres, sin ningún obstáculo ya que el matrimonio en la sociedad romana era un contrato de tipo privado. El emperador Nerón fue el primer emperador romano que se casó con otro hombre, y lo hizo en tres ocasiones. Heliogábalo también emperador de Roma, que se consideraba sumamente femenino y que tuvo diversos amantes, llego a conservar una pareja estable y donde el rol del emperador era sabido por todos era el de pasivo. Entre los amores homoeróticos más famosos y estudiados por los historiadores, artistas y literatos, es la relación entre el emperador romano Adriano y Antino. Antino era un joven de Bitinia de gran belleza y que deslumbro a Adriano cuando este viajaba a Asia Menor, desde el primer momento que Adriano vio al muchacho quedo prendado y lo invito a todos sus viajes hasta que este murió ahogado en el Nilo.

Antinoo.
Compañero y amante del Emperador Adriano.
Una de las primeras leyes, que regulaban las relaciones sexuales de los romanos era la Lex Scantinia. El contenido de esta ley no es muy clara, ya que se conoce muy poco sobre ella y se conoce a través de terceros (especialmente de la iglesia católica). Sin embargo varios autores afirman que esta ley no punía las relaciones homosexuales y no es hasta el siglo III que se empieza a redactar normas que regulan las relaciones homosexuales, desde la violación de menores a los matrimonios gays. Este documento legislativo no prohibía la homosexualidad, aunque sí la penetración anal en el caso que un ciudadano romano se dejase penetrar y la ley castigaba al culpable desde con una multa hasta con la pena de muerte, pero esta última fue muy pocas veces impuestas o casi nula.


(1) Edward Gibbon. History of the Decline and Fall of the Roman Empire.
Esta cita es sacada del libro de Adrián Melo El Amor de los Muchachos. Editado por Ediciones Lea, 2005.
Pág. 183.

Por Félix Esteves

1 comentario:

  1. Viene siempre a pelo recordar las costumbres del tiempo pasado. Aunque sólo sea para constatar que nada hay nuevo bajo el sol que alumbra al género humano. Y también de cuan relativa es la ética de las costumbres.

    Cuando uno tiene la oportunidad de pasear por Atenas y alredecores, y más concretamente por los lugares que pisara Adriano, comprende el gusto de este emperador de origen bético (Itálica, cerca a Sevilla) por las tierras griegas que debieron resultarles tan familiares como a mi.
    Por cierto, aunque todo el mundo permanece contemplando la figura de Antinoo, en el Museo Nacional de Arqueología, te puedo asegurar que es la mejor fotografía que he visto hasta ahora del objeto de deseo y amor del emperador.

    Interesante tu entrada. Un saludo.

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