Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

sábado, 15 de diciembre de 2012

VIOLENCIA DOMÉSTICA EN PAREJAS DEL MISMO SEXO.


Preámbulo.

La violencia doméstica en las relaciones heterosexuales es un problema grave; solo en los países desarrollados el 21% de las mujeres denuncian a sus esposos o parejas. Sin embargo, no solamente en las parejas o matrimonios heterosexuales la violencia va dirigida a la mujer, se han visto casos donde el hombre es el maltratado, no obstante en las investigaciones y discusiones clínicas la violencia doméstica contra los hombres es a menudo ignorada, porque las estadísticas son mínimas  ya que de cada 15 o 16 casos de violencia domestica contra las mujeres 1 es cometida contra el hombre. Estos estudios y trabajos de investigación también ignoran los casos de violencia doméstica en las relaciones gays y lésbicas.

Desgraciadamente, para los investigadores los gays no están íntimamente relacionados con amantes femeninos y las lesbianas con amantes masculinos por  lo tanto la adhesión al concepto de violencia doméstica implica que las lesbianas no pueden ser maltratadas porque no hay hombre para servir como autor de la violencia, y los hombres gay no puede maltratar o victimizar ya que no hay mujeres para servir como víctima. De igual manera para los agentes del orden o la ley en muchos casos la violencia entre parejas gays y lésbicas no son percibidas como violencia domestica pues al no existir en  muchos países la conceptualización de matrimonio gay u homosexual estas disputas son percibidas de otra manera y no pasan a existir o a sumar dentro de las estadísticas de violencia doméstica.

Igualmente, los pocos estudios que se han realizados sobre violencia entre las parejas gays y lésbicas han arrojado estimaciones más altas de violencia doméstica en este colectivo que en el colectivo heterosexual, no obstante muchos de estos pocos trabajos están viciados por la fuerte homofobia imperante y solo apoyan la visión binaria de la heteronormativa de que las relaciones gays y lésbicas son disfuncionales.

Por ejemplo, algunos estudios muestran que la prevalencia de asalto físico entre las mujeres que viven con parejas mujeres fue del 35,4%, frente al 20,7% entre las mujeres que viven con parejas masculinas. Sin embargo, las mujeres que vivían  con parejas femeninas provenían en más de un 10% de ser víctima de un esposo maltratador.  Realmente no se ha hecho un estudio profundo sobre la violencia doméstica en las parejas homosexuales que arrojen datos y conclusiones serias y reales, porque si bien la violencia doméstica existe dentro de la heterosexualidad, dentro de las relaciones gays y lésbicas también deben de existir, pero sus condiciones son distintas, pues tenemos diferencias sustanciales y por lo tanto los estudios e investigaciones deberían conocer y razonar a esas variables.

Por otra parte, en las sociedades patriarcales y falocentristas la mujer está más en riesgo de ser maltratada y abusada por un marido que por una pareja femenina, pues sabemos que en dichas sociedades la mujer es devaluada y se espera en muchos casos que el hombre se comporte violento y maltratador. Consecuentemente,  cabe esperar que los mayores índices de violencia ocurran dentro de las parejas heterosexuales que en las parejas lésbicas.

También es importante recalcar que en las parejas gays y lésbicas al ser conformadas por iguales (Hombre/Hombre y Mujer/Mujer), existe un grado de igualdad y las “fuerzas” están más equilibradas, pues no existe la dicotomía tan explícita de HOMBRE = PODER y MUJER = SUMISIÓN auspiciada y apoyada por la sociedad patriarcal. Con esto no quiero decir que todo es color de rosa dentro de las parejas homosexuales, existe también desequilibrios de poder, que van dados por otras razones, pero que sin embargo no están supeditadas a lo que se espera de un típico matrimonio heterosexual donde la regla es el marido dominante y controlador  y la esposa dócil y obediente.

Por otra parte es necesario aclarar que la violencia doméstica es la violencia, el maltrato, el abuso y el control. Y por lo tanto cualquier tipo de violencia o relación violenta es igual para una pareja heterosexual como para una pareja gay o lésbica, sin embargo el colectivo GLBT o mejor dicho las parejas lésbicas y de hombres gays no cuentan con la ayuda gubernamental o el apoyo social, religioso y legal con los que cuenta la pareja heterosexual.


Violencia Domestica Gay.

Muchos ven la violencia que ocurre en algunas relaciones de gays y lesbianas como “menos grave” que la violencia en las relaciones heterosexuales o sienten menos empatía por las víctimas homosexuales. Sin embargo, la violencia que los hombres gays abusivos infligen a las parejas de hecho no es menos grave que la violencia ejercida por los hombres heterosexuales abusivos en sus parejas. En estudio realizado por la misma comunidad gay en los Estados Unidos y otra realizada por Gregory S. Merrill y Valerie A. Wolfe auspiciada por  la Universidad de San Francisco coincidieron con poco grado de diferencia que el 79% de las víctimas homosexuales habían sufrido alguna lesión física, con contusiones con pérdida del conocimiento 60%, 23% lesiones en la cabeza, el 13% reportó sexo forzado con la intención de infectar a la víctima con el VIH, el 12% reportó huesos rotos, y 10% reporta quemaduras. Por lo tanto, la cuestión merece la misma atención en las relaciones homosexuales como en las relaciones heterosexuales.

En investigaciones anteriores a las realizadas por Merril y Wolfe  se encontraron que el 47% de la población gay encuestada que al menos un incidente de agresión física durante su relación más reciente. En un estudio paralelo, donde se encuestaron a 70 estudiantes universitarios varones gays y lesbianas  que el 18% de los hombres homosexuales y el 40% de las lesbianas fueron víctimas en una relación actual, mientras que 24% y 55% respectivamente, informó haber sido víctima de una relación pasada. En 1995 se hizo una investigación sobre violencia doméstica en una población exclusivamente gay de hombres blancos americanos en la ciudad de San Francisco, los encuestados incluyeron 393 hombres homosexuales y se encontró que 26,1% de los encuestados  habían sufrido de violencia en su actual o más reciente relación gay.

Si bien no hay suficientes estudios sobre la violencia doméstica del mismo sexo para establecer conclusiones firmes, los resultados preliminares sugieren una prevalencia comparable a la de las relaciones heterosexuales. En general, la violencia doméstica se ha definido como un patrón de conductas abusivas que ocurre dentro del contexto de una relación íntima por el cual una parte intimida, coacciona, limita y controla el otro. En este contexto, el comportamiento abusivo se refiere a cualquiera de una variedad de no consensuadas conductas que infligen intencionalmente o por imprudencia daño o posible daño o restringir la libertad. Las formas de abuso que son comúnmente se conoce en la literatura incluyen la violencia física, emocional, financiera, y el abuso sexual. Muchos investigadores señalan que en las relaciones caracterizadas por la violencia doméstica, las diferentes formas de maltrato ocurren simultáneamente.

La comunidad gay y lesbiana de los países desarrollados y en especial en aquellas naciones donde han alcanzado grandes avances en sus derechos civiles  están más dispuestos a discutir la violencia doméstica hoy en día, que en los países donde todavía existe una fuerte discriminación y marginación en el colectivo LGBT. No obstante en Estados Unidos y Canadá durante los años 1980 y 1990 la comunidad LGBT estaba cerrada a discutir la violencia domestica pues temía quedar mal en una sociedad ya homofóbica y quería ganar su lucha por sus derechos contra el heterosexismo, recordemos que los ochenta se caracterizó por la llegada del SIDA que perjudico fuertemente a nuestra comunidad gay. Si bien este argumento puede parecer anticuado, todavía  se sigue con esta preocupación  en la actualidad ya que todavía se lucha contra la heteronormativa y en especial por los derechos de adopción que quieren obtener el conglomerado LGBT.
Dicho esto, varios puntos deben tenerse en cuenta al tratar de comprender los datos sobre la violencia doméstica gay y lesbiana. Por ejemplo, sólo desde el año 1987 cuenta con estadísticas sobre la violencia doméstica gay y lesbianas. Las estimaciones son muy variadas y han cambiado considerablemente desde entonces, con números que van del 11% hasta el 46%, véase los siguientes gráficos:




En casi 30 años de estadísticas podría parecer ser un cuerpo lo suficientemente grande de números para sacar conclusiones sólidas, pero no es así. Hay varios problemas que deben ser tomados en consideración. Por ejemplo,  es que la violencia se haya denegado a las víctimas, o incorrectamente registrado como “combate mutuo”. La lógica detrás de esto es simple: si una comunidad se niega a reconocer las relaciones homosexuales, no puede reconocer la violencia en la relación.

Por otra parte, otro problema se refiere a la fuente de la muestra, por ejemplo algunos estudios no excluye el segundo socio de la relación. Estos estudios de hombres y mujeres  homosexuales de las muestras por lo general sólo están basados en la visión o de la victima o del agresor y esto por lo tanto puede desinflar o inflar los resultados o estimaciones.

Según Burke y Follongstand (1999) aseguran que muchos de los estudios se han tomado muestras de hombres de comunidades muy pequeñas o de los organismos que prestan servicios de salud mental, e introdujeron otros factores de confusión en cuanto a la representatividad de la muestra. Burke y Follongstand también señalan que algunos de los  estudios han realizado sus investigaciones en muestras poblacionales muy reducidas como sólo en los homosexuales de los clubes y bares y no se han realizado dentro de los hogares homosexuales.

Como se señaló anteriormente, los críticos de los gays y las lesbianas suelen utilizar citas de tasas más altas de violencia doméstica como “prueba” de que las relaciones gays y lesbianas son disfuncionales. Por un lado, como se señaló anteriormente, estos números pueden no ser exactos. Las investigaciones realizadas por Gardner (1989) mostraron una puntuación promedio para las parejas heterosexuales de 38,51 %, para las parejas homosexuales fue de 39% y para las parejas de lesbianas fue 40%. Por lo tanto, como se señaló anteriormente, hay alguna razón para creer que la incidencia de la violencia doméstica en las parejas de gays y lesbianas no pueden ser más elevada que en las parejas heterosexuales. Por lo tanto, las relaciones no violentas parece tan frecuente en la comunidad gay y lesbiana como en la comunidad heterosexual.

La estimación básica es que uno de cada cinco hombres homosexuales experimenta violencia doméstica o abuso. Sin embargo, esta cifra sigue siendo una aproximación y la realidad en gran parte es desconocida. La escasa investigación que ha examinado la dinámica de la violencia doméstica homosexual masculino (Merrill y Wolfe, 2000) ha encontrado que la mayor tipo de violencia son los empujones, forcejeo hasta llegar en menor grado a restricción, puñetazos o golpes y bofetadas. En esa misma investigación la investigación, los hombres gay victimizados han permanecido en esas relaciones abusivas por diferentes causas entre las que se encuentra la esperanza de cambio, el amor, el miedo, la falta de asistencia social, la soledad, la lealtad y la falta de conocimiento con respecto a la violencia doméstica.

Los hombres homosexuales que se enfrentan a la violencia doméstica para definir la violencia es similar al de las mujeres heterosexuales con un énfasis en el poder y el control, con algunos factores adicionales, como el control, la homofobia internalizada y los celos.

Por ejemplo, muchos estudios sostienen que los factores económicos del control de la mujer es mantener a las mujeres económicamente dependientes de sus esposos y por lo tanto vulnerable a la violencia. Estos mismos factores económicos también contribuyen a la falta de oportunidades de la mujer para escapar de la violencia. Lo mismo pasa en las relaciones gays, especialmente cuando las parejas son conformadas por hombres adultos solventes con jóvenes estudiantes y que aún no trabajan o porque sus familias (padres y a veces hermanos) dependen de la ayudad económica de la otra parte.

Según los trabajos realizados en las comunidades gays y lésbicas en los Estados Unidos y Canadá por organizaciones LGBT junto con otros organismos como  universitarios y de salud hacen un análisis e interpretación interesante sobre la prevalencia de la violencia doméstica en las parejas de homosexuales y se agrupan en catorce categorías:

1.- La dependencia financiera,
2.- Ingenuidad / inexperiencia.
3.- El amor.
4- La esperanza para el cambio.
5.- La soledad. 
6.- El compromiso.
7. La dependencia emocional.
8.- La habilitación por el ciclo de la violencia.
9.- El miedo.
10.- La culpa.
11.- La baja autoestima.
12.- La atracción física.
13.- La dependencia física.
14.- Sentirse atrapado.

Por desgracia, las víctimas de violencia doméstica en las relaciones del mismo sexo no están recibiendo la ayuda que necesitan. Esto se debe a la falta de reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo, el fracaso de la aplicación de la ley a la identidad y manejar adecuadamente los casos de violencia doméstica que involucran a personas del mismo sexo, y la escasez de recursos disponibles para las víctimas de la violencia de pareja del mismo sexo doméstico.

Los legisladores y los proveedores de servicios sociales deben volver a configurar el modelo tradicional de la prevención de la violencia doméstica y el tratamiento para incluir a las personas involucradas en relaciones del mismo sexo.

Si bien las causas de la violencia domestica en heterosexuales y homosexuales son casi las mismas, la violencia doméstica en relaciones del mismo sexo se distingue en muchos aspectos de la violencia doméstica en las relaciones heterosexuales. Por ejemplo el agresor gay o lesbiana amenaza en ir de “excursión” a los sitios de trabajo de sus víctimas y contar todo a sus compañeros de trabajo, familiares y amigos. Esta amenaza es amplificada por la sensación de aislamiento extremo entre las víctimas gays y lesbianas, ya que algunos todavía están encerrados en closet u armarios.  O porque las víctimas tienen menos protecciones a los derechos civiles, y no tienen acceso al sistema legal.

Las víctimas gays y lesbianas son más reacias a denunciar el abuso a las autoridades legales. Los sobrevivientes no pueden comunicarse con las agencias de aplicación de la ley porque al hacerlo les obligaría a revelar su orientación sexual o identidad de género. De igual manera las víctimas gays y lesbianas también son reacias a buscar ayuda por miedo de mostrar una falta de solidaridad entre la comunidad gay y lesbiana. Del mismo modo, muchos hombres y mujeres homosexuales ocultan su abuso por miedo mayor que la sociedad percibe del mismo sexo relaciones como inherentemente disfuncional, por ejemplo al contarle a un familiar de su caso teme escuchar “te lo dije, eso es por ser maricón”.

Las víctimas gays y lesbianas tienen más probabilidades de defenderse que las mujeres heterosexuales. Esto puede conducir a la aplicación de la ley para concluir que la lucha era mutua, con vistas al contexto más amplio de la violencia doméstica y la historia del poder y el control en la relación.

Los abusadores pueden amenazar con quitarle a los hijos a la víctima. En algunos estados, las leyes de adopción no permiten padres del mismo sexo a adoptar los demás niños. Esto puede dejar a la víctima sin derechos legales. El abusador puede usar a los niños como medio para prevenir la víctima salir o buscar ayuda. Incluso cuando la víctima es el padre o madre reconocido legalmente, un abusador puede amenazar a la víctima con los trabajadores sociales hostiles a los gays y lesbianas, que pueden quitarle la custodia, y  en muchos casos, los niños pueden incluso terminar en la custodia del agresor.


Conclusión.

La violencia doméstica entre parejas del mismo sexo es un grave problema de salud pública. Las víctimas de la violencia doméstica de parejas del mismo sexo se enfrentan a su vez a la violencia psicológica de una sociedad heterosexista que no reconoce su problema. Tal vez la violencia doméstica en las relaciones gays y lésbicas presentan las mismas estimaciones estadísticas que las heterosexuales, pero las victimas homosexuales están desfavorecidas frente a las leyes excluyentes de la heteronormativa.

No obstante existen más víctimas gays y lesbianas de abusos domésticos que están reportando sus experiencias al público en general, que han permitido en ciertas sociedades que se les tome en cuenta  y que se analice y estudie la problemática de la violencia domestica entre parejas del mismo sexo, a su vez los organismos gubernamentales, aunque lentamente, están trabajando en dicho fenómeno social y ya han abierto oficinas especializadas en atender las victimas gays y lesbianas. Por otra parte, al ver una aceptación de las relaciones homosexuales, y al instituirse el matrimonio gay es más fácil dar un reconocimiento a la existencia de dicho problema.

Sin embargo, los obstáculos a la igualdad de trato para parejas del mismo sexo siguen siendo pocos y escasos. Los sobrevivientes de la violencia doméstica  en personas del mismo sexo pueden recibir el reconocimiento y la ayuda que necesitan con más investigación, una mejor formación de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, y más fondos para los programas pertinentes.
La violencia doméstica gay y lésbica existe… no seamos cómplice… denúnciala.




Bibliografía.

Brand, P., & Kidd, A. Frequency of physical aggression in heterosexual and female homosexual dyads. / En : Psychological Reports, 1986. 59, 1307-1313.

Burke, L. K., and Follingstad, D. R. Violence in Lesbian and Gay Relationships: Theory, Prevalence, and Correlational Factors. Clinical Psychology Review, 1999.  19(5), 487-512.


Coleman, V.E. Violence in Lesbian Couples: A Between Groups Comparison. – California : California School of Professional Psychology, 1990.

Gardner, R. Method of Conflict Resolution and Characteristics of Abuse and Victimization in Heterosexual, Lesbian and Gay Male Couples. – Chicago : University of Georgia, 1988.

Green, R. J. Rick and Resilience in Lesbian and Gay Couples. / En :  Journal of Family Psychology, 2004. 18(2), 290-292.

Meyer, J. Guess who's coming to dinner this time? A study of gay intimate relationships and the support for those relationships. Marriage and Family Review, 1989. 14, 59-82.

Patterson, C. J. What Difference Does a Civil Union Make? Changing Public Policies and the Experiences of Same-Sex Couples. / En :  Journal of Family Psychology, 2004. 18(2), 287-289.

Solomon, S. E., Rothblum, E. D., and Balsam, K. F. Pioneers in Partnership: Lesbian and Gay couples in Civil Unions Compared With Those Not in Civil Unions and Married Heterosexual Siblings. / En : Journal of Family Psychology, 2004. 18(2), 275-286.


Fuentes de Internet.

Battered Gay Men: An Exploration of Abuse, Help Seeking, and Why They Stay

Domestic violence between same-sex partners: implications for counseling.

El colectivo homosexual denuncia que la actual Ley de Violencia de Género "no protege a todos por igual"

La violencia doméstica homosexual también existe

Violencia Domestica en Parejas Gays.

Violencia entre gays: la Ley de Violencia de Género no la previene.


 Por Félix Esteves

3 comentarios:

  1. Un cordial saludo.
    enhorabuena por la seriedad y profundidad del artículo, sinceramente!
    Aporta muchisimos datos de interés y muy poco difundidos, es muy de agradecer una descripción basada en datos y no en posiciones ideologicas o politicas par opinar.

    Quiero hacerle llegar mi pequeña aportación, una reflexión sobre los casos que he atendido en la consulta en estos 15 años, espero que sea de su interés:

    http://www.psicologojuanmacias.es/es/pagina/publicaciones/

    Juan Macías

    ResponderEliminar
  2. Gracias! La información que compartes nos ayuda a visibilizar y sensibilizar en cuanto a los generadores y receptores de violencias. Como comentas, el poyo social, religioso, institucional y demás NO es el mismo que reciben las parejas heterosexuales, aun con esto, hay espacios a los cuales las parejas pueden acercarse a trabajar por mejores relaciones, en psicoterapia (proceso que puede tomarse en pareja y/o de forma individual) y así potenciar la autoescucha, autobservación, autoregulación, autoconocimiento y lograr mejores relaciones. La cultura atraviesa TODAS las relaciones, por esto se llega a la violencia.

    Así como lo hace este artículo, hay que nombrar para que las cosas existan, y si se reconoce entonces podemos transformar.

    ResponderEliminar
  3. Si cree que su pareja puede estar engañando, comuníquese con expressfoundations@gmail.com para contratar a un pirata informático confiable y monitorear su teléfono en secreto.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...