Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

viernes, 3 de mayo de 2013

JAZZ, JAZZ, JAZZ... los 20: Música y Homosexualidad


Tal vez, y para muchos, la música más importante y significativa de los Estados unidos de en el siglo XX fue el Jazz. No obstante el jazz había existido ya a finales del siglo XIX, así como los estilos vocales y formas de los “blues”, pero únicamente como una música negroide desconocida por el resto del público de Norteamérica y del mundo. Lo que había sido una música de los negros del Sur destinada exclusivamente para ellos mismos, comenzó a difundirse gracias a las primeras grabaciones fonográficas, realizadas muy esporádicamente a partir de 1917 y luego en números cada vez mayores a partir de 1923; a la Primera Guerra Mundial, donde participaron negros sureños, entre quienes se encontraban músicos de jazz, que terminaron de dispersar por Europa; a las estaciones de radio comerciales (a partir de 1920), y a la movilidad en aumento de los negros del sur, en especial   en dirección hacia las grandes urbes del norte como Chicago, Detroit y Nueva York.  


La señal más clara del impulso logrado por el jazz en toda América fue el advenimiento del espectáculo popular del seudojazz, como el de Paul Whiteman (1890-1967) y el de innumerables directores de conjuntos de música bailable, y la caracterización de la época entera como “La Era del Jazz”.  La finalización de la década de 1920 vio al jazz reconocido como un fenómeno nacional norteamericano, pero con todo se hallaba centrado en los “ghettos” negros de las ciudades industrializadas del norte, en especial Kansas City, las ya mencionadas Chicago, Detroit y Nueva York, además de aquellas que por tener una fuerte población negra fueron fuertes bastiones y centros culturales de dicha población como Nueva Orleáns y Memphis.


Igualmente, se dio la imitación fiel por parte de los blancos de la música negra de jazz, y no meramente el “jazz sinfónico” diluido; se dio asimismo una sub-industria nueva del negocio de las grabaciones fonográficas (los “race records” que fueron grabaciones de jazz y de blues editadas solamente para la comunidad negra estadounidense y distribuidas entre ella). Por último, concordó con el brote del interés mundial por el jazz como nueva música, y también la primera gran transformación  que sufrió el estilo mismo del jazz, que pasó del pequeño conjunto o “combo” del jazz temprano a la gran agrupación u orquesta mejor conocida como “Big Band”.


El jazz temprano estaba configurado por una síntesis del compás bailable de la marcha con las síncopas del “ragtime” superpuestas a él; otras variantes de ritmos de danzas sincopadas de origen afrocaribe; una armonía rudimentaria pero dinámica ancestral y arraigada en las tradiciones euro-americanas de la música bailable y de los himnos de los “revivals”; y el estilo vocal flexible y expresivo de las diversas ramas de la canción negra estadounidense, tales como el canto del trabajo repetido, por lo general responsorial y a modo de cantinela, el canto “holler” solitario de los campos, el “spiritual” religioso, y, casi idénticos a este último en materia de estilo musical, de los blues profanos.


En su variante de blues urbanos, cortados según patrones formales establecidos y dotados de acompañamiento instrumental, que se oponen a los anteriores blues del campo y sin esquema formal establecido, los blues se convertirán en una de las dos raíces principales del jazz de 1920, siendo la otra el “rag”. Estos “blues” urbanos, tal como fueron grabados por las “clásicas cantantes femeninas de ‘blues’” como Mamie Smith, Ma Rainey, Bessie Smith e Ida Cox, tendían a ser canciones estróficas que presentaban un esquema característico en lo referente al texto de cada estrofa, la sucesión de armonías del acompañamiento, y su forma musical general. Los músicos de jazz tomaron de estos “blues” el diseño musical; de allí en adelante, el término “blues”, ya se refería a una obra con texto o no, implicaría ese esquema. Básicamente el esquema de los “blues” corresponde a doce compases  (“Blues” de doce compases) divididos en tres frases de cuatro compases cada una, a las que se aplican las sucesiones armónicas que se indican en la siguiente ilustración:



Existen también otros patrones además de éste de doce compases, y hay innumerable cantidad de elaboraciones de las armonías básicas; he indicado entre paréntesis en el compás 10 una de las variantes más comunes en la década de  1920; después de entonces, la tendencia general fue agregar variantes cada vez más elaboradas a este esquema armónico, manteniendo sin embargo la estructura de doce compases y las armonías básicas.

En los “blues” vocales las tres frases de canto por estrofa se superponen sobre esta estructura básica. Cada frase del cantante dura, en los casos típicos, sólo alrededor de la mitad de la unidad de cuatro compases, dejando un “vacío” hasta el principio de la unidad siguiente; se llena este vacío de una manera responsorial, que quizás se remonta a técnicas antiquísimas de llamado y respuesta, por medio de algún tipo de contestación instrumental canturreada o hablada a la frase del cantante. Por consiguiente, se podría indicar de la manera que figura a continuación esta combinación en su totalidad:



Un ejemplo especialmente claro (que se puede obtener tanto en grabaciones como en transcripción) entre muchos que podríamos citar, es la ejecución por parte de Jerry Roll Morton de Mamie’s Blues. En una introducción a la música que Morton dice a media que comienza la ejecución, explica que éste es “sin lugar a dudas, el primer ‘Blues’ que él conoció”, lo cual (si podemos fiarnos de su memoria) lo buscaría alrededor de principios de siglo.

Colocar video de Youtube Jerry Roll Morton Mamie’ blues


Si los “blues” proporcionaron al jazz una de sus estructuras formales más comunes, contribuyeron en forma aún más importante a su estilo instrumental. El estilo vocal de los “blues” tempranos implicaba  una gran variedad y flexibilidad de emisión, modo de ataque, color tímbrico, vibrato, grado de nasalidad, ritmo regular o rubato. Estas libertades, desde el punto de vista de un cantante entrenado en la tradición culta euro-americana de la canción de concierto o la ópera, se debía en parte a la falta de “sofisticación” característicamente folklórica de los cantantes de “blues” del campo, y en parte era el resultado de vestigios de conceptos estilísticos africanos muy antiguos que se hallan presentes en el negro estadounidense. La significación que tuvo para el jazz el vocalismo de los “blues” fue la transferencia de este estilo de la voz al instrumento; el instrumentista de jazz, que no se hallaba atado por nociones de ejecución “correcta” en la trompeta, el trombón, el banjo o la guitarra, utilizaba su instrumento como sustituto o extensión de la voz, otorgándole un alcance expresivo igualmente amplio que el de la voz del cantante de “blues”. Los intentos normativos que se han hecho para definir las notas “blues” del jazz, que por lo general simplifican enormemente la cuestión restringiéndolas a la tercera y la séptima bajas de la escala mayor, surgen de un preconcepto referente a qué debe ser y qué no debe ser “básico” o “natural” en la estructura musical y en el estilo, que se hallan dominados por la idea de la tradición culta de una escala musical y de una técnica de ejecución instrumental definida.


La otra fuente fundamental de la música del jazz de los años de la década d 1920 fue la constituida por los “rags”, gracias a la gran popularidad que tuvo el “ragtime” a principios de siglo como una variedad de música para bailar y marchar. Las históricas grabaciones primeras de jazz, que irónicamente fueron realizadas por los ejecutantes blancos de la Original Dixieland Jass (sic) Band de 1917, incluían “blues” y “rags” en cantidades aproximadamente iguales, como por ejemplo Livery Stable Blues y That Teasin’ Rag. También sucedió así con las grabaciones más significativas que datan de mediados de la década de 1920 de los conjubtos de Joseph “King” Oliver (1885-1939), Louis Armstrong (1900-1971), y Morton, tales como la grabación del año 1923 por parte de la Creole Jazz Band de Oliver del Dippermouth Blues y del Snake Rag , las grabaciones de los años 1925-26 por parte de los Hot Five de Armstrong de Royal Graden y Muskrat Ramble, este último, un maravilloso “rag” compuesto por el trombonista Edward “Kid” Ory (1886-1973) y la grabación realizada por los Red Hot Peppers de Morton de Jelly Roll Blues y Black Bottom Stomp.


Los instrumentalistas de jazz llevaron a la ejecución del “ragtime” las mismas variaciones flexibls y vocales de la altura y el ritmo que habían aplicado a los “blues”; por lo tanto, en materia de estilo de ejecución ambos tipos de jazz temprano son equivalentes. Dentro del marco de las formas de los “blues” y los “ragtimes” las ejecuciones del jazz temprana se hallaban constituidas sobre la base del principio de la variación improvisada; en términos de la gran tradición occidental euro-americana, el resultado se acerca a las “variaciones estróficas” del período barroco, o sea, una cadena de repeticiones variadas de una “melodía básica”. No se trataba tanto de una “melodía” sino más bien de las armonías básicas de la pieza original y prácticamente cualquier música podía convertirse en jazz si se adaptaba su “melodía” para utilizarla como base para repeticiones variadas de estilo de jazz.


La mayor parte de las primeras grabaciones del jazz fueron hechas por músicos por músicos de Nueva Orleáns, y a pesar de los intentos que se han hecho para negar la primacía legendaria de Nueva Orleáns como único lugar de origen del jazz, sigue siendo importante como elprimer centro de envergadura.  Los primeros conjuntos de jazz de Nueva Orleáns eran grupos pequeños, combos, constituidos principalmente por clarinete, corneta, trombón y tambores, que derivaban de las marchas militares y civiles del período inmediatamente posterior a la Guerra Civil.


Estos primeros conjuntos tocaban al aire libre en desfiles y funerales y, sentados en carros con carteles, con fines publicitarios; tocaban también en burdeles, bares y salones de baile, quizás con el agregado de un piano y de un banjo o guitarra para acompañar el baile. El estilo de estos conjuntos, tal como se les escucha típicamente en la primera estrofa (“first chorus”) y la última estrofa (“rider-out chorus”) de una composición, está constituido por música que en líneas generales se podría calificar de contrapuntística, con la potente corneta proyectando la línea melódica principal y el clarinete tejiendo un contrapunto en el agudo, el trombón aportando un sólido bajo melódico y los tambores y otros instrumentos proporcionando el pulso básico sobre el cual se superponían las irregulares sincopas. Entre la primera y última estrofas los músicos por turno ejecutaban  una o más estrofas solísticas improvisadas en sucesión.


El tema Black and Blue (What did I do to be so black and Blue) de Andy Razaf, Thomas “Fat” Waller y Harry Brooks, muestra el estilo improvisatorio del jazz de Nueva Orleáns, según fuera extraido de una grabación posterior (1947) de Louis Armstrong; este ejemplo ha sido elegido en parte para demostrar la absorción por parte del jazz, a fines de la década de 1920, de un tercer patrón formal además de los del “ragtime” y los “blues”: el estribillo de 32 compases en forma de AABA de las canciones populares del repertorio del “Tin Pan Alley”. Black and Blue esta constituido por la melodía original de la canción popular Black and blue de 1929 con sus armonias indicadas. La notoria utilización de la melodía de la corneta de Armstrong no intenta indicar las sutilezas en materia de modificaciones de alturas y calidad tímbrica de su solo; el objeto es mostrar las variantes rítmicas.


La década de 1920 vio la aparición de los primeros músicos de jazz blancos de importancia comenzando con los New Orleans Rhythm Kings que fueron a chicago en 1920. Mas tarde en esa misma década surgió Leon “Bix” Beiderbecke (1903-1931) y la banda Wolverine, y un grupo de músicos de Chicago que a raíz de haber tocado juntodesde sus épocas de estudiantes fueron denominados “Austin High School gang”. Entre ellos se encuentran Bud Freeman (1906-1991) y  Frank Teschemacher (1906-1932), ambos ejecutantes de saxofón, instrumento indispensable en los grupos de jazz posteriores. Otros instrumentos que cobraron una nueva importancia en el jazz de fines de la década de los 20 fueron la trompeta, que remplazó a la corneta de sonido más ancho y dulce pero menos brillante, la guitarra, que remplazó al banjo anterior, y el contrabajo, que remplazó a la tuba de las bandas de metales.


Otra innovación importante en el jazz durante esos dos lustros fue la formación de conjuntos grandes o “Big Bands” que remplazaron a los anteriores combos. Las agrupaciones grandes necesitaban algún tipo de arreglo musical; no podían ya basarse en la improvisación colectiva libre de las agrupaciones pequeñas. Un precursor temprano de este “jazz  arreglado” que requiere de un verdadero compositor, fue Jelly Roll Morton, cuyo conjunto de los Red Hot Pepper comenzó grabando como grupo de siete integrantes en 1926 pero estaba ya integrado por once ejecutantes en el año 1929.


Otros dos pianistas, Fletcher Henderson (1898-1952) y Edward “Duke” Ellington (1899-1974) llegarían a ser aún más expertos en la conducción de conjuntos de jazz de grandes dimensiones. Henderson, a quien proporcionó muchas ideas el saxofonista y arreglador Don Redman, desarrolló una técnica de orquestar para la sección de metales, lengüetas y percusión de un conjunto grande que le otorgó la misma sensación de libertad, movilidad y relajación de una agrupación pequeña, tratando a cada sección como una voz individual y manteniendo el estilo improvisatorio aun en los arreglos más cuidadosamente elaborados. En su conjunto todavía los artistas individuales podían improvisar por sobre el fondo constituido por muchas estrofas. Dos ejemplos grabados célebres son Copenhagen (1924) y Sugar Foot Stomp (1925), en ambas ejecuciones ocupa un lugar privilegiado Louis Armstrong. Ellington llevó a su banda a poseer el estilo más distintivo y más imaginativo de todo el período desde el punto de vista del color.


Los arreglos de memoria del conjunto de Ellington, elaborados en formas empírica durante los ensayos expandieron los recursos tímbricos del conjunto de grandes dimensiones por mediodel empleo de la voz sin texto como instrumento adicional (Creole Love Call, 1927), explorando los diversos tipos de sordinas para los instrumentos de metal (The Mooche, 1928), y entrelazando metales e instrumentos de lengüeta en flamantes sonoridades ligeramente exóticas (Black and Tan Fantasy, 1927). Ellington fue también uno de los primeros en desarrollar nuevas formas extensas para el jazz; sus esfuerzos tempranos culminaron en Creole Rhapsody  en 1931.


En la nueva década de los 30 la música estadounidense brindó un total contraste con la de la de los años 20. Las alborozadas, progresistas, estridentes y optimistas voces de la década de 1920 se quedaron mudas en la Gran Depresión. La terrible situación económica de los norteamericanos simplificó el estilo musical.


Si bien los “Felices Años Veinte” que hizo énfasis en el dinamismo social, artístico y cultural de la época, también fue época de la normalidad política, la música jazz floreció junto con la industria cinematográfica,  las jóvenes redefinieron a la mujer moderna, y aunque todos estos fenómenos  se suele asociar  con la prosperidad económica, ésta no fue distribuida por igual para todos ya que muchos grupos sociales y zonas quedaron excluidos. En lo más profundo de aquel sueño americano se estaba urdiendo entre tinieblas una de las catástrofes económicas más terribles que asolo la tierra de las libertades de Washington y Franklin…  la posibilidad de tener un país moderno asustó a muchos, las viejas creencias chocaron con los descubrimientos científicos y con las nuevas prácticas sociales; la gente discutía sobre la legitimidad del darvinismo o la existencia de Dios, sobre los peligros del jazz, o sobre los esfuerzos del gobierno federal por imponer la prohibición. Como corolario de estos temores, se originaron dos fenómenos totalmente descontrolados. Por un lado, el llamado miedo al comunismo, que llevó a la detención y deportación de numerosos ciudadanos inocentes por el mero hecho de ser comunistas, y que condujo a las primeras leyes federales que restringieron la inmigración. Y por otro, el resurgimiento del Ku Klux Klan que comenzó un reinado de terror contra católicos, judíos, inmigrantes, y principalmente contra los negros y su floreciente cultura.


En la década de los 20, los Estados Unidos comenzó a fraguar su dominio como potencial industrial a nivel mundial, pero tal prosperidad era solo una quimera, y bruscamente el 24 de octubre de 1929 la caída bursátil sumió al país en la mayor y más  profunda depresión de toda su historia. El gran sueño americano se vio reducido a cenizas en pocos meses.


La voz misma del jazz, plena de vida, calmo su tono después del desastre económico, con pocas excepciones no se le escuchó nuevamente sino después de seis años, y para ese entonces el jazz había cambiado su carácter. Hay que resaltar que en el 1932 la Orquesta de Filadelfia anuncio en la apertura de su temporada que evitaría las nuevas formas discutibles de la música, por supuesto era el jazz una de ellas. Pero el jazz aun callado emigro a otros destinos, Francia, Inglaterra y hasta la Alemania Pre-Nazi acogieron a ese ruidoso y estrafalario mundo musical. El jazz en la tierra de los “cantos de algodones” y de los “suspiros guturales” de las barriadas de Nueva Orleáns se había dormido en las sábanas del conservadurismo, en ese sueño sus compases se diluyeron para crear las nueva formas como el “swing” y el “bebop” pero estos estilos como los subsiguientes ya son otra historia.  



Homosexualidad en la Era Dorada del Jazz.


A principios del siglo XX, una subcultura homosexual afroamericana empezó a tomar forma en el Harlem de Nueva York. A lo largo de la llamada época del Renacimiento de Harlem, más o menos desde 1920 hasta 1935, las lesbianas y los gays negros se reunían entre sí, en las esquinas de las calles, socializaban en los cabarets, en los viejos bares y hasta los domingos en las iglesias donde entre góspel y spiritual practicaban para los cantos más profanos nocturnos. Para esta población negra de gay y lesbianas , suprimidos y excluidos por ser negros se les unía otro elemento de marginación que era su identidad sexual, por lo tanto crearon un lenguaje, y una compleja estructura social que los separaba de sus congéneres igualmente negros pero heterosexuales. 


Tras la entrada de los Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial  y el reclutamiento masivo de hombres, aumentó de manera importante los casos de actos homosexuales, pero al mismo tiempo empezaron los procesos de discriminación y penalización contra la comunidad gay, especialmente si eran negros, judíos o católicos. Un caso importante de persecución gay ocurrió en Newport en 1919 en la base naval del mismo nombre en Rhode Island. Durante las investigaciones se detuvo a varias docenas de civiles y militares.


A finales de 1924 Henry Gerber (1892-1972) funda la Society for Human Rights en Chicago. A pesar de que la organización se presentaba como defensora de las personas con “anomalías mentales”, de hecho, fue la primera organización de defensa de los derechos de los homosexuales de Norteamérica.  Esta organización también publicó la primera revista para gays del país  “Friendship and Freedom” desde 1924 hasta 1925,  fue un efímero boletín que se hacía el propio Gerber con  su máquina de escribir personal.  El propósito de este boletín era actuar como un foro de discusión entre los hombres gays.  El primer número del boletín fue publicado en 1924, y se publicaron un total de sólo dos ediciones, no obstante esta pequeña y efímera revista fue la primera revista gay de interés conocido en los Estados Unidos.  La revista tomo su nombre de la traducido de una revista gay alemana de 1920, Freundschaft und Freiheit.

Henry Gerber

En la década de 1920, Estados Unidos era menos progresivo en comparación con la Alemania contemporánea, donde muchas organizaciones  de derechos gay florecieron durante este período. Como resultado, el cuarto de Gerber en una pensión fue allanada por la policía de Chicago en julio de 1925, y todo lo relacionado con la publicación del boletín de noticias, incluyendo la máquina de escribir de Gerber y sus diarios personales, fueron incautados. Gerber fue arrojado a la cárcel por tres días y la noticia de su arresto fue publicado en la prensa de la época con los titulares, "Strange Sex Cult Exposed".


Todas las copias de la publicación y los documentos de la organización  creada por Gerber fueron incautados por la policía y destruido. Ninguna copia de la revista sobrevive hoy. A pesar de la falta de cualquier copia existente, la existencia de esta publicación ha sido verificada por American LGBT y el historiador Jonathan Ned Katz a través de una fotografía publicada por el sexólogo y defensor de los derechos LGBT-Magnus Hirschfeld en 1927.


La industrialización de finales del siglo XIX y el progreso subsiguiente y el fervor cultural de los años 20 permitieron una mejora continua de las condiciones de vida de la clase media, lo que produjo un profundo cambio en las formas de vida. Los hombres gay se beneficiaron especialmente, puesto que podían abandonar sus familias con facilidad, para formar comunidades de trabajo y de vida con otros hombres. Las mujeres empezaron a cuestionar su papel en la sociedad y muchas de ellas comenzaron a liberarse del yugo masculino, subieron las larguísimas faldas y con ellas el conocimiento sexual de sus propios cuerpos. Nueva York como en Chicago surgieron edificios destinados solo para acoger a la nueva mujer independiente que necesitaban las grandes compañías para puestos como secretarias, recepcionistas, periodistas, y esos “nuevos hogares” fueron centros de amor de “mujer contra mujer”.


En la década de 1890, Nueva York ya poseía un distrito gay: el Bowery. Locales como el Columbia Hall, el Manilla Hall, el Little Bucks y el Slide eran puntos de encuentro preferidos de los hombres gays, que debido a su aspecto extravagante y a la moda eran llamados a menudo fairies, es decir Hadas. En el barrio negro de Harlem, también en Nueva York, que desde finales de la Primera Guerra Mundial puede reclamar el título de Capital de la Cultura Negra  norteamericana  aparecieron en los años de 1920 locales en los que los dos hombres podían bailar agarrados y en los que se hacían bailes de travestidos.

Countee Cullen 
Algunos de estos hombres y mujeres negros eran discretos sobre su identidad sexual, mientras que otros expresaron abiertamente sus sentimientos personales. No obstante esta libertad con que muchas veces se manejaron en la nocturnidad neoyorkina trajo consigo la unidad de la comunidad LGBT negra con la blanca, que se hipnotizó por la cultura negra construida especialmente en Harlem. Los homosexuales negros y blancos crearon amistad y estos a su vez se unieron a otros hombres y mujeres gays de orígenes diversos como los judíos e hispanos; esta florida nueva comunidad era tan dispar étnicamente como socialmente, sin embargo los unía esa alianza para el cambio socio-cultural progresivo que todos querían. Pero la prosperidad de la década de 1920 fue de corta duración, y la subcultura gay de Harlem declinó rápidamente después de la terrible caída de la bolsa de 1929 y la derogación de la prohibición, pronto se convirtió en una sombra de su yo anterior. Sin embargo, las tradiciones y las instituciones creadas por Harlem de lesbianas y gays en la época del jazz continúan hasta hoy.


Durante esa época, bajo las notas musicales del jazz el llamado Renacimiento de Harlem ofrecía un ambiente liberal y muy abierto, condiciones que se aprovecharon para crear un ambiente gay. Artistas homosexuales y bisexuales como Langston Hughes, Richard Bruce Nugent, Countee Cullen, Ma Rainey, Bessie Smith, Gladys Bentley, Alberta Hunter y Ethel Waters desarrollaron aquí una subcultura floreciente, que no era necesariamente visible desde el exterior.


Por otra parte, los neo “kimbundun” donde se tocaba el más puro jazz temprano era propicio para desatar las pasiones afectivas-sexuales de los hombres y mujeres afroamericanos que vivían bajo la contención blanca puritana. Estos quilombos jazzísticos, fueron cuna de pasiones tanto heterosexuales como homoeróticas y lésbicas de esta población negra; y el arrullo alegre del jazz como la melancolía de los blues fueron el fondo ideal para despertar y desatar el divino monstruo del amor.


Se mantuvo por mucho tiempo que el jazz era homofóbico, pero no fue asi, el jazz puro y "negro" realmente tambien sirvio de closet a muchos artistas negros; el jazz, como el blues y otros cantos y formas de música que se derivaron del jazz o que fueron columna y base para el mismo jazz son el producto del dolor de los oprimidos, de los hombres y mujeres de color que vieron en esta forma de arte la única manera de canalizar, expiar, catalizar sus sentimientos, sus dolores, sus angustias pero también las pocas alegrias y esperanzas... los homosexuales y lesbianas que vivieron oprimidos no escaparon de  hacer el jazz su cortina para esconderse sino tambien su mantel para bordar las notas tristes y alegres de su opresión sexual.


Bessie Smith
El movimiento de los “New Negroes” - como ellos mismos se llamaban - creó un nuevo tipo de arte y fue Harlem la capital de toda cultura generada por el “New Black”; Harlem así se convirtió en el centro mundial para el jazz, la literatura y las bellas artes hecha por los afroamericanos. Muchos músicos negros, escritores y artistas se sintieron atraídos por el vibrante barrio. Duke Ellington, Fletcher Henderson, Fats Waller, Cab Calloway, Bessie Smith, y Ethel Waters se presentaron y fueron asiduos visitantes de los clubes nocturnos de Harlem. Langston Hughes, Zora Hurston y Countee Cullen escritores asistían a las farras nocturnas de aquellos bares y así lo publicaron en los periódicos locales. Las galerías de arte mostraron las obras de Aaron Douglas y Richmond Barthé. Estos talentos creativos incorporan el negro con conciencia social urbano emergente en su arte.

La explosión de la creatividad afroamericana tímidamente se abrió paso y se ganó el nombre de “Renacimiento de Harlem”, la cual tuvo un profundo impacto en el posterior desarrollo de las artes de América. Las actitudes sociales y sexuales de los nuevos inmigrantes de Harlem se reflejan mejor en los “blues”,  que hablaron de la soledad, la nostalgia y la pobreza, del amor y de la buena suerte, y proporcionaron una ventana a la difícil y a menudo brutal mundo del “New Black” y la homosexualidad era claramente parte de ese mundo.

Ma Rainey
“Hay dos cosas que me tienen confundida, hay dos cosas que no entiendo” cantaba  la gran Bessie Smith, “Esta es una mujer hombruna”. En “Sissy Blues”, Ma Rainey se quejó de la infidelidad de su marido con un homosexual llamado “Miss Kate”. Lucille Bogan, en su “BD Women Blues”, nos cantó sobre las “BD” o bulldagger, mujeres hombrunas o marimachas. “Boy in the Boat” , por ejemplo, grabada en 1930 por George Hanna, aconsejó “Cuando usted ve a dos mujeres caminando de la mano, sólo agite la cabeza y trate de entender”. De hecho, la indiferencia hacia la sexualidad, tan común en el blues, a veces se extiende a la conducta homosexual. En “Sissy Man Blues”, una melodía tradicional grabada por numerosos cantantes de blues  masculinos, el cantante exigía “si no me pueden traer a una mujer, tráeme un hombre afeminado.”

 En “Freakish Blues”, de George Hanna grabado en 1931, es aún más explícito sobre la fluidez del  potencial sexual y erótico de esta nueva manera del cantarle al "amor distinto". Muchas canciones  reflejaron la cultura gay, y tanto canciones como esa vida que era cantada fue aceptada, es decir también el comportamiento y la identidad homosexual, fue aceptada como una parte natural de la vida. Pero no todo fue color de rosa, jazz alegres y marcha los problemas económicos, el desempleo y la segregación plagó las comunidades negras de todo el Norte. Además homosexuales negros, al igual que sus homólogos blancos, estaban siempre bajo el ataque de los sistemas policiales y judiciales. En 1920, la joven lesbiana Mabel Hampton, recién llegada a Harlem de Winston-Salem, Carolina del Norte, fue arrestada por cargos de prostitución, por supuesto inventados y pasó dos años en Bedford Hills un cruel reformatorio. Augusto Granville Dill, editor, y protegido personal de DuBois, fue arrestado por solicitar sexo en un baño público. Los gays negros también fueron atacados por las instituciones psiquiátricas en desarrollo; existen casos documentados de hombres negros gays encerrados en la década de los 20 en hospitales como el Massachusetts Hospital  of Worcester, donde eran sometidos a experimentos médicos. 



Por Félix Esteves

2 comentarios:

  1. gran texto donde se conjuga la forma del arte como una forma de vida.

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  2. En la película El color purpura aparece una relación de lesbianas entre la protagonista y una cantante jazz, las mujeres negras solían tener compañeras, porque sufrían la doble discriminación, por ser mujeres y después negras, los mismos maridos la "negreaban" entonces eran maltratadas por sus esposos negros y por los hombres y mujeres blancos que las empleaban. Por eso se refugiaban con otras mujeres de su misma condición y lo que empezaba con una bonita relación de amistad terminaba como una relación amorosa.

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