|
El Martirio de San Sebastián. El Greco.
Catedral de Palencia. |
Para la mayoría de los
historiadores el final de la Edad Media española es habitualmente la fecha de
1492, que es principalmente la fecha del Descubrimiento de América por Cristóbal
Colón. Para los españoles de aquel entonces, la fecha tenía un significado muy
diferente; en España y toda Europa se tardaron unos veinte años aproximadamente
para reconocer la importancia de los nuevos descubrimientos geográficos, que
únicamente cobraron importancia cuando fueron hallados los metales preciosos en
México y Perú, fue en realidad esto lo que hizo que América alcanzara una gran
importancia para los españoles y el resto de Europa.
Para los españoles de 1492 el
gran evento fue la unificación religiosa de España, a través de la prohibición
del judaísmo y la expulsión de aquellos judíos que no se convirtieron al
catolicismo. La expulsión de los judíos de España ordenada por los Reyes
Católicos en Granada el 31 de marzo de 1492 fue acogida en Europa como un signo
de modernidad, e incluso hay una pláceme de la Universidad de la Sorbona hacia
las Coronas de Aragón y Castilla. Aunque el mismo Edicto de Granada (que indica
los dominios o territorios) se refería también a los territorios italianos de
la Corona de Aragón (concretamente del Reino de Sicilia, pues el Reino de
Nápoles se conquistó en 1495), pudo haber un decreto posterior de Fernando II
de Aragón, el Católico, para ellos.
Y por otra parte, la conquista del
reino musulmán de Granada, la última y gloriosa retención islámica en Europa
occidental. La Guerra de Granada fue el conjunto de campañas militares que
tuvieron lugar entre 1482 y 1492, emprendidas por la reina Isabel I de Castilla
y su esposo el rey Fernando II de Aragón en el interior del reino nazarí de
Granada, que culminaron con la Capitulaciones de Granada del rey Boabdil, quien
había oscilado entre la alianza, el doble juego, la contemporización y el
enfrentamiento abierto con ambos bandos y que tuvo como consecuencias la
integración en la Corona de Castilla del último reino musulmán de la Península
Ibérica finalizándose el proceso histórico de la Reconquista que los reinos
cristianos habían comenzado en el siglo VIII y por el cual el papa Alejandro VI
reconoció a Isabel y Fernando con el título de Reyes Católicos en 1496. Esta
conquista supuso la prohibición del Islam, aunque no inmediata, seguido dentro
de diez años. Para los judíos españoles y musulmanes, por supuesto, el gran
evento de la época era inversa, una catástrofe: la pérdida de la libertad de
religión, con las opciones de conversión religiosa, el exilio o la muerte en manos de la
Inquisición.
|
Los Reyes Católicos de España. Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. |
Lo que no se reconoce
generalmente es el componente sexual a estos eventos aparentemente religiosos.
Según el mito español cristiano de aquel entonces, la conquista del país por
los invasores musulmanes del siglo VIII - en realidad una rápida y en su
mayoría pacífica transición – fue la consecuencia de la depravación sexual de
su último gobernante cristiano, el semi-legendario Rey Rodrigo.
Los musulmanes fueron demonizados
por los cristianos como pervertidos, y que su religión no era más que una farsa
para facilitar su indulgencia sexual. Los placeres sexuales hicieron los
hombres débiles, y por lo tanto los musulmanes eran vulnerables; mientras la castidad
masculina española los hizo fuertes guerreros, y la lucha para expulsar a los “invasores”
no cristianos fue bendecida por el Dios
Católico y su Santa Iglesia. La fuerza moral y valentía y la última victoria
cristiana nunca estuvo en duda, según esta mitología.
Así España se unificó y se convirtió
en la primera nación moderna, en el cual la autodefinición del país tenía un
fuerte trasfondo sexual; y donde la virtud, la castidad, la ideología
socio-religiosa católica habían producido la nación; mientras la lujuria y la
depravación había causado la derrota del enemigo. Un Dios agradecido gratificó
a España con nuevas tierras, y en ellos, milagrosamente, grandes cantidades de
oro y plata estaban allí para la corona, la iglesia y el pueblo español. Defender
el catolicismo era defender la heterosexualidad, y ser un patriota español
significaba ser católico y heterosexual. Las dos opciones legítimas fueron la
castidad y el matrimonio para toda la vida, ni judíos, ni musulmanes, ni
homosexuales tenían cabida en la nueva nación de la península ibérica.
Detrás de esta ideología
sexual-católica estaba la creencia de que la sexualidad era una cuestión de
elección consciente, no hubo ni existía
una clase separada de los hombres que nacieron con deseos homosexuales u
orientación sexual distinta a la heterosexual, por lo tanto todos aquellos
quienes cometían actos homosexuales lo
hacían consciente; por otra parte la heterosexualidad era el producto del amor
de, para y hacia Dios, mientras que la homosexualidad, producto del libre
albedrío de los hombres, era la decisión de hacer el mal, y del amor hacia
Satanás, el Diablo.
La España del Renacimiento,
estaba rodeada por las alcantarillas de la depravación, al menos así lo
pensaban la gran parte de los españoles. Los piratas del Mediterráneo provenientes
de Africa del Norte que capturaban y
vendían a los cristianos a los musulmanes
ricos para ser juguetes sexuales. Italia era por lo menos católica, pero
también era suave y degenerada. Los nativos del nuevo mundo eran salvajes
entregados a los sacrificios humanos y a la sodomía. Inglaterra, por deseo del
monarca, rompió con la iglesia verdadera, para divorciarse de Catalina de
Aragón. Y de la lejana Germania un cura hereje, Martin Lutero, no sólo repudió
su voto de castidad, además sedujo y se casó con una monja.
Esta pequeña simplificación de la
nacionalidad española del siglo XVI nos ubica en el contexto donde estudiaremos
la homosexualidad. Por lo tanto podemos asegurar que la homosexualidad o los
deseos homoeróticos era algo intrínsecamente anticristiano y poco español, por
supuesto que los homosexuales y las conductas homosexuales existieron dentro de
la España Renacentista pero muy
secretamente, pues se castigaba con la muerte.
Pero si bien, la homosexualidad a
partir del siglo XIV es que comienza a ser perseguida y gravemente castigada en
Europa, en ciudades como Ratisbona, Venecia, Florencia, Augsburgo y Basilea; en
Castilla sin embargo los primeros ajusticiamientos por sodomía no se darían
hasta 1495. En España entre 1494 y 1495 se colgaba de los pies a los acusados
de sodomía, se les castraba y a continuación se les ataban los testículos al
cuello. Los Reyes Católicos cambiaron el castigo que correspondía a los reos
del que se consideraba como el peor de los delitos contra la moralidad y que
hasta entonces había sido la castración y la lapidación, en la pragmática del
22 de agosto de 1497, donde se ordenó que se les aplicara el castigo que era
más usual en el resto de estados europeos —ser quemado vivo—, junto con la confiscación
de sus bienes:
“Ley
I. D. Fernando y Dña Isabel en Medina del Campo a 22 de agosto de 1497. Pena
del delito nefando; y modo de proceder a su averiguacion y castigo.
Porque
entre los otros pecados y delitos que ofenden a Dios nuestro Señor, e infaman
la tierra, especialmente es el crimen cometido contra orden natural; contra el
que al las leyes y derechos se deben armar para el castigo deste nefando
delito, no digno de nombrar, destruidos de la orden natural, castigado por el
juicio Divino; por el qual la nobleza se pierde, y el corazon se acobarda” ... “y
se indigna a dar a hombre pestilencia y otros tormentos en la tierra” ... “y
porque las antes de agora no son suficientes para estirpar, y del todo castigar
tan abominable delito” ... “y en quanto en Nos sera refrenar tan maldita macula
y error” ...
… “mandamos,
que cualquier persona, de cualquier estado, condicion, preeminencia o dignidad
que sea, que cometiere el delito nefando contra naturam seyendo en el
convencido por aquella manera de prueba, que segun Derecho es bastante para
probar el delito de heregia o crimen laesae Majestatis, que sea quemado en
llamas de fuego en el lugar, y por la Justicia a quien pertenesciere el
conoscimiento y punicion del tal delito” ... “y sin otra declaracion alguna,
todos sus bienes asi muebles como raices; los cuales desde agora confiscamos, y
habemos por confiscados y aplicados a nuestra Camara y Fisco” ...
… “y
mandamos, que si acaesciere que no se pudiere probar el delito en acto perfecto
y acabado, y se probaren y averiguaren actos muy propinquos y cercanos a la
conclusion del, en tal manera que no quedase por el tal delinquente de acabar
este dañado yerro, sea habido por verdadero hechor del delito, y que sea
juzgado y sentenciado, y padezca aquella misma pena” ... “y que se pueda
proceder en el dicho crimen a peticion de parte o de cualquier del pueblo, o
por via de pesquisa, o de oficio de Juez: y proceder contra el que lo
cometiere, y en la manera de la probanza, asi para interlocutoria como para
difinitiva, y para proceder a tormento y en todo lo otro, mandamos, se guarde la
forma y orden que se guarda” ... “en los crimenes y delitos de heregia y laesae
Majestatis” ... “que los que fueren acusados sobre este delito, que lo hobiere
cometido antes de la publicacion desta Pragmática y no despues, que se guarden
las leyes y Derechos que son hechas antes desta nuestra carta” ...
Reyes Catolicos Premática
sobre el pecado nefando.
Archivo General de Simancas
Leg. 1, num. 4
Titulo XXX. De la sodomía y
bestialidad 1
Así pues, los Reyes Católicos con
la promulgación de la Pragmática de 1497 modificaron y endurecieron las leyes
sobre la sodomía al elevar la gravedad del crimen al nivel de la herejía y la
traición, permitiendo “requisitos evidénciales relajados” e instituyendo la tortura
sistemática incluso para el clero y la nobleza.
|
La Quema de los Herejes. Pedro Berruguete.
Museo del Prado. |
La misma intensidad de la condena
de la homosexualidad es un testimonio de su atracción, una implicación que no
se perdió en contemporáneos. Las actividades poco atractivas no deben
prohibirse. La iglesia católica a comienzos del siglo XVI fue una institución
tan corrupta económicamente, moralmente y espiritualmente que su oposición significó que la
homosexualidad era algo incorruptible, leso e incluso que poseía un tipo de pureza. En términos más
sencillos: Si la Iglesia Católica se opuso a la sodomía, habrá muchas cosas
buenas que decir sobre la existencia de los sodomitas.
Hay que tomar en cuenta que
España se vio como el principal país católico. Fernando e Isabel eran por
supuesto “los Reyes Católicos” y los defensores de todo el catolicismo. Si
España es el país más católico, entonces se deduce que la homosexualidad en el
país de los Reyes católicos era vista, al menos por muchos extranjeros, como
más atractiva, más misteriosa, más seductora que en otra parte del mundo. Vale la pena decir que
la homosexualidad atribuida al español, y los musulmanes y los judíos españoles
en cierta medida como algo exótico, y como una proyección y una creación del
cristianismo español.
Por ejemplo, Argel en el siglo
XVI, era reconocida por que se practicaba abiertamente la homosexualidad, donde
los hombres de todas las clases vivían abiertamente con sus parejas masculinas
(generalmente jóvenes) y podían circular libremente, donde además el gobernante
tenía un harén masculino, según el testimonio de visitantes europeos indignados.
Sin embargo esta cultura positiva hacia la homosexualidad no era algo nativo de
Argel; abrumadoramente era algo traído allí y mantenido allí por aquellos
nacidos en el Catolicismo Europeo, y en mayoría los españoles católicos. A este conglomerado
gay se les unió después los musulmanes y judíos que no renegaron de su
religión. En cierto sentido, Argel era o fue el primer gueto gay de Europa.
Incluso dentro de la Península
Ibérica, antes de 1492, hay pruebas limitadas de que el mismo fenómeno fue
encontrado. Aquellos que deseaban tener la libertad de disfrutar de la
homosexualidad se reubicaron a los reinos musulmanes del sur, reforzado la
creencia dentro del catolicismo español
que la homosexualidad era una parte esencial y central de la cultura
Hispanomusulmana.
En 1500 se hizo una gran fogata
con los manuscritos árabes y judíos, quedando un vacío del conocimiento sobre
el periodo final del Islam ibérico, siendo muy imperfecta las datas registradas.
De igual manera se borraron los muchos de los aportes dados por el mundo
musulmán y judío a la cristiandad española. Sin embargo, puede ser el caso de
que la oposición cristiana a la homosexualidad contribuyó a una mitología
positiva de ello en Al-Ándalus. En la poesía sufí, que se desarrolló
tardíamente en la cultura hispano-árabe por ejemplo conseguimos hermosos versos
como estos:
¡Cuántas noches me han
servido las copas
las manos de un corzo que me
compromete!
Me hacía beber de sus ojos y
de su mano
y era embriaguez sobre
embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus
mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces
que la miel. 2
En contraste, en la cultura
musulmana, antes de la influencia europea, la sexualidad era sin duda buena. El deseo sexual era como tener
sed: totalmente natural y significaba al tomar agua estar satisfecho. Así que
los musulmanes al tener ser de sexo, lo hacían. Mientras que en la cultura
española católica, tener ese tipo de sed era pecado y por lo tanto se era
reprimido, más aún si esa sed era sentida por una mujer. Por otra parte, para
la cultura hispano-árabe el amor homoerótico tenía una connotación urbana, de
refinamiento y de poder masculino, y por lo tanto la poesía homoerótica nunca
levanto escándalo. Tenemos que también decir, que el sexo hombre-mujer tenía un
vínculo o conexión más reproductiva que satisfactoria, al contrario de las
relaciones sexuales entre hombres que eran completamente por placer.
En la cultura sefardí, la
situación es muy diferente. Su cultura era más autónoma, apartados
lingüísticamente de los musulmanes y católicos, crearon un mundo poético
aislado, aunque duro poco, porque fue en
la España gobernada por musulmanes que se estudió el hebreo y al Antiguo Testamento, donde, por ejemplo, las
dos voces en Isaías fueron identificadas. Fue también donde se compiló el
primer diccionario de hebreo, y donde el renacimiento del hebreo como lengua
literaria, no sólo religioso, comenzó. Así los letrados, traductores, y otros
eruditos de aquel entonces se percataron de la homosexualidad del judaísmo, por
ejemplo del Rey David y Jonatán, de la prostitución masculina del templo que se
encuentra en la Biblia. En cualquier caso, en la poesía homosexual que escribieron
ellos y sus contemporáneos, la homosexualidad es una práctica muy frecuente en
su cultura. La homosexualidad es también parte de una metáfora religiosa y
nacional, además que el amor para el Dios de Israel Jehová se expresó como el
amor a un hombre.
Esta tradición homosexual en el
judaísmo medieval ibérico floreció cuando el contexto cultural era
completamente Hispano-árabe. El territorio Hispano-árabe se contrajo con cada
nuevo siglo, los judíos empezaron emigrar al norte, a la España Católica. Los
judíos empezaron a escalar estatus en la sociedad, eran los
administradores, médicos, financieros y las personas a quien el rey y su
gobierno dependían generalmente. Sin embargo, la poesía homosexual desaparece
de la vista y se convirtió en parte de una tradición ocultista. Este, entonces, es el fondo del Renacimiento
español.
Los Reyes Católicos, inmersos en
su afán de ser los portadores de la espada castigadora de Dios, decidieron
acabar con el pecado nefando. Isabel “La Católica” cerró los baños de Granada
después de tomar la ciudad en 1492, con el fin de obstaculizar las actividades
sexuales que estos facilitaban. Los puertos de Sevilla y Valencia fueron
altamente vigilados por las miradas inquisitorias, y los guetos gais como los
existentes en las ciudades de Sevilla y Valencia desaparecieron, aunque nunca
desaparecieron las actividades homoeróticas, y con ello aumento la
clandestinidad de la prostitución masculina. Lo que si podemos asegurar es que
existía redes de prostitución masculina e las ciudades portuarias españolas,
especialmente en Sevilla puestas al servicio de personajes adinerados y que estaban
dispuestos a pagar para satisfacer sus necesidades homoeróticas; los archivos
de la Inquisición y de los tribunales civiles así lo confirman, según nota de Josefina
Alventosa del Río en su libro “Discriminación por orientación sexual e
identidad de género en el derecho español”:
“En
este sentido, se ha recogido el dato de que los Tribunales de Granada y
Sevilla, junto con el Tribunal de la Casa de la Contratación, instruyeron 175
casos de sodomía entre 1560 y 1699, en los que sentenciaron a unos cincuenta
sodomitas a la hoguera” … “Pero no sólo existen datos de estas condenas en
Sevilla. El ‘sexo contra natura’ tuvo un desarrollo notable en esta época en
España.” … “entre 1450 y 1700, el Tribunal Inquisitorial instruyó 380 casos por
sodomía en Valencia, otros 791 en Zaragoza y 453 en Barcelona; en Valencia, el
tribunal sentenció a la hoguera a 37 hombres entre 1566 y 1775, la gran mayoría
entre 1616 y 1630”… Los tribunales no condenaron a la pira a ningún sodomita
después de 1630; en lugar de eso los condenaron al cadalso, a que se les
administraran latigazos o al destierro perpetuo del Reino. En Castilla este
cambio ocurrió en la última década del siglo XVII. Pero añade el Padre León que
esos eran los descubiertos, diciendo «que no son los mayores pecadores los que
mueren quemados, que otros hay que nos los prenden». Esta documentado en los
expedientes judiciales que los «pecadores» eran de toda clase social y origen:
nobles, clérigos, frailes, taberneros, maestros de escuelas, napolitanos,
franceses, negros, mulatos, turcos ...; «mocitos galanes», «caballeritos» de 17
años e incluso niños.” 3
Los que se sentían atraídos por
el sexo homosexual tenían las siguientes opciones: Una era la de emigrar. Como
vimos más adelante, muchos emigraban al norte de África; otros preferían las
ciudades de Florencia, Venecia y Roma, donde existía mayor tolerancia en
comparación con España; Cervantes fue uno de los españoles que prefirieron
pasar su juventud en las tierras itálicas. Muchos incluso preferían prefirieron las ciudades portuarias de
Portugal y Holanda ya que eran ciudades más abiertas a la homosexualidad y las leyes menos represivos. Muchos homosexuales
emigraron al Mediterráneo Oriental, territorio Otomano, al igual que muchos judíos
que se vieron obligados a autoexilarse. Grecia fue otra alternativa para los
gais de aquellos años y por último estaban las nuevas tierras descubiertas:
América.
|
San Juan de la Cruz. Francisco de Zurbarán.
Museo Arquidiocesano de Katowice. |
No obstante, España, con su
exagerada catolicismo tuvo “territorios” donde la homosexualidad era
bienvenida: hablamos de los monasterios, conventos y abadías. En el aislamiento
de aquellas paredes eclesiásticas, entre rezos, existía la posibilidad de los
intercambios homoeróticos. Por ejemplo en su poesía mística San Juan de
la Cruz toma el papel de la mujer frente a la unión con el Dios masculino, aquí
un botón de “Llama de Amor Viva”:
¡Cuán manso y amoroso
Recuerdas en mi seno
Donde secretamente solo moras
Y en tu aspirar sabroso
De bien y gloria lleno,
Cuán delicadamente me
enamoras!. 4
Otra de las órdenes religiosas
disidentes e ideológicamente a escondidas homoeróticas, a parte de la fundada
por San Juan de la Cruz y Santa Teresa, “Las carmelitas”, estaba la Orden de la
Merced, el cual Tirso de Molina pertenecía. La obra de Tirso de Molina se
caracteriza por lo andrógino de su forma y temas, donde el travestimos y otras
formas de sexualidad son de gran importancia, tal como lo acredita Henry W.
Sullivan:
“La
variedad de expresión sexual en el teatro de Tirso de Molina, sin embargo, —
mucho más rica que la de otros dramaturgos de su época —, es una realidad
objetiva cuyas implicaciones piden nuestra consideración. En las ochenta y ocho
obras dramáticas estantes de Tirso, es posible documentar la presencia de”… “el
travestismo, el lesbianismo”… 5
Además Sullivan nos muestra su interés
en estudiar el travestismo en la obra del gran Tirso de Molina:
… “a
un resumen descriptivo del fenómeno teatral del travestismo en Tirso, y sus
posibles implicaciones para una visión andrógina de la situación humana como ideal
por parte del autor, ideal andrógino que borrase la diferencia entre los sexos
como principio paradójico de la reintegración psíquica.” 6
La literatura ofreció la
oportunidad de hablar sobre la homosexualidad, una de las primeras importantes
representaciones españolas de la homosexualidad se produce en Francisco
Delicado en “La Lozana Andaluza” (1528), una novela dialogada, con comentarios
y explicaciones intercaladas en el texto personal del autor. En el libro se
predica una filosofía del amor libre. Los personajes no presentan inhibiciones
en sus hazañas sexuales. Su deseo es que todo el mundo puede actuar sexualmente
en la forma de su elección. Por lo tanto, no es extraño que tanto el
lesbianismo y la homosexualidad masculina aparezcan en el texto.
En las novelas pastoriles del
Renacimiento Español, el amor homosexual se insinúa a través de las confusiones
del travestismo y la androginia. Sin embargo, la androginia y el travestismo
presentado en estas novelas suelen ser subsumido en juegos adolescentes aparentemente inocentes.
El jugar con los roles de género facilita el despertar y la exploración de los
deseos sexuales, pero estos deseos son invariablemente heterosexual en el
final. Por lo tanto, la homosexualidad implícita de estos textos no es más que
una fase a través del cual los personajes pasan en su camino a “madurar” la
heterosexualidad. Curiosamente, sin embargo, este privilegio de configuración
homosexual es una forma de admitir la homosexualidad como una orientación
sexual original.
La literatura del Renacimiento
también está llena de pseudo- andróginos. Una forma popular es la del travesti
femenino que recurrentemente se abre paso en el escenario del teatro del Siglo
de Oro . Aunque algunas de las representaciones abrigan matices lésbicos, este
tipo de carácter general, se viste como un hombre, no para expresar su naturaleza
sexual, pero para obtener privilegios negados a ella porque ella es una mujer. Cervantes
presenta, a través de las amistades del mismo sexo, las relaciones con muchos
matices homosexuales.
La homosexualidad también fue
tratada a través de la utilización de la mitología clásica. El poeta más importante,
difícil e innovador de España del siglo XVII es Góngora. En su obra maestra,
las Soledades, sin duda uno de los más famoso poemas en el idioma español, el
protagonista joven alienado se describe al principio como más hermoso que un
efebo, la alusión a Ganímedes. Las
Soledades comenzó una furiosa controversia, Quevedo conservador atormentado
repetidamente atacó a Góngora como sodomita y un Judío, dos términos que eran, para
entonces, casi sinónimos.
Un seguidor importante de Góngora
fue Pedro Soto de Rojas, autor de un largo poema sobre Adonis, del que sólo se
conservan fragmentos, otro fue el poeta y cortesano asesinado Juan de Tassis y
Peralta Conde de Villamediana, cuyo nombre fue siempre una alusión a la
homosexualidad y la cual la Inquisición le abrió un expediente o proceso
secreto por sodomía con algunos esclavos negros y sirvientes.
Entre los muchos grandes pintores
españoles del Renacimiento, no podemos dejar de nombra al Greco, que aunque
griego de nacimiento, sabemos que era un toledano de corazón y también podemos
decir que era homosexual, y que vivía con su amante traído desde iItalia, te
llamado Francisco Preboste:
… “tenía
un amigo íntimo llamado Francisco Preboste, que vino con él de Italia. Era
amistad e incluso…amor. Hace unos años el pintor toledano Mariano Serrano ganó
un concurso literario de Cartas de amor a Toledo con una epístola en la que el
Greco salía del armario, es decir, confesaba su inclinación homosexual.” 7
Pero tal vez las mejores pruebas
de la homosexualidad de El Greco eran sus pinturas de la figura masculina,
donde los desnudos estaban impregnados de una intensa energía homoerótica.
Otras de las formas de escape,
donde los hombres podían liberar sus conductas homosexuales y satisfacer sus
necesidades homoeróticas era en la actividad de la caza. Los hombres se
adentraban en los bosques con la excusa de la búsqueda de un jabalí, conejos o
venados, y así fuera de la vista pública se desahogaban sexualmente con sus
compañeros de cacería. Las casa de juegos o clubes masculinos eran también propicios
para las relaciones homoeróticas, existen informes de casas de juego donde se
suministraban jovencitos a los clientes.
|
Vista de Sevilla en el siglo XVI. Alonso Sánchez Coello. |
El Renacimiento, la puerta de la
era moderna, trajo consigo una nueva forma de ver la sexualidad, la filosofía
renacentista que pregonaba el hombre por el hombre, y este como medida de todas
las cosas, también avivó los deseos homoeróticos, ya reconocidos en la Grecia
Clásica y que debido al oscurantismo del medioevo permaneció como una llama sin
luz. Tuvieron que aparecer los nuevos hombres eclipsados por el clasicismo
primario y todos su Dioses, como Apolo, Zeus, y otros tantos para avivar esa
llama. España no escapo de las flamas ardientes
del amor homoerótico, ya con su transculturización judeo-islámica estaba
preparada para recibir la nueva forma de ver el amor… no obstante existió un
fuego tal vez más intenso, tal vez más “oscuro”, con menos luz, y más dañino
que opaco los deseos homoeróticos… La Inquisición con todo su infierno logró
opacar ese renacer, más no pudo con él.
REFERENCIAS.
3 Alventosa del Río, Josefina. Discriminación por orientación sexual e
identidad de género
en el derecho español. p.p. 145, 146.
5 Sullivn, Henry W. Tirso de Molina: dramaturgo andrógino. p. 811
6 Ibidem.
7 http://www.abc.es/20110128/local-toledo/abci-agujeros-negros-greco-201101281333.html
Por Félix Esteves
Muy bueno. Saludos desde la Ciudad de Panamá.
ResponderEliminar