Según el diseñador italiano Giambattista Valli “Lo más hermoso de la alta costura es la devoción". Y estas palabras en la boca de este artista de la moda no se van al aire ni se esconde en las paredes de su taller, la devoción se encuentra en cada tela tocada por sus magistrales manos, en el diseño dibujado en el blanco papel y en el vestido bien logrado que se modela en la runway como cuando lo pasea y lo disfruta alguna de sus distinguidas clientas.
El trabajo de Valli es indiscutiblemente reconocido por su esmerada línea que aunque muy moderna se mantiene fiel a las formas de los clásicos de la alta costura sin obviar el confort ni la elegancia.
Giambattista Valli no es un improvisado de esos que abundan en el mundo de la moda, desde muy pequeño copiaba los dibujos de Yves Saint-Laurent, donde descubrió que la silueta identifica al diseñador. Estudio Arte en Roma y su educación se fortaleció porque trabajo primeramente con grandes nombres y casas de modas como Fendi, Ungaro, Krizia, Roberto Capucci, Cecilia Fanfani, entre otros muchos.
En 2003, el diseñador italiano Valli presentó su primera colección en Paris, aunque esta diseñando desde 1995. Sus minivestidos de chiffon causaron sensación en la prensa especializada y en las damas que vieron su desfile. El estilo de Giambattista Valli es femenino y simple. Sus prendas están realizadas con telas lujosas, una sastrería impecable y finísimos detalles. Valli utiliza una paleta amplia de colores, sin embargo, en la mayoría de sus colecciones el negro es uno de los más destacados.
Un motivo recurrente que el diseñador pretende simbolizar siempre en sus desfiles y colecciones es que la alta costura es un "trabajo en progreso" a pesar que sus creaciones están basadas e inspiradas en décadas pasadas. La arquitectura de sus vestidos nos recuerda a la elegancia de Capucci y a la “Belle et Haute Couture” de la Dolce Vita de principios de la década de los sesenta.
Igualmente el diseñador italiano, ya bastante tiempo residenciado en la Ciudad Luz es asiduo a la utilización de telas glamorosas como el chiffon, delicadas gasas finamente plisadas, como también del “Animalier Prints” donde crea bellísimos diseños sin llegar a aburrir o vulgarizar la silueta femenina.
Ponerse un Giambattista Valli no es simplemente estar a la moda o vestir con estilo, es realmente llevar como segunda piel una espectacular obra de arte.
Por Félix Esteves
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