Vilhelm Hammershøi nació en la fría ciudad de Copenhague el 15 de mayo de 1864 en el seno de una humilde familia luterana. Fue un pintor danés que trabajó sobre todo en su ciudad natal, realizando retratos, paisajes y especialmente una serie de interiores por los que se hizo muy conocido. Hammershøi también pinto paisajes de Londres donde se muestra la soledad de la nocturnidad londinense cuando la visitó a principios del siglo XX y que le inspiró neblinosas escenas invernales. El pintor muere en su ciudad natal el 13 de febrero de 1916.
Hammershøi era hijo de un vigilante de un comercio y comenzó a tomar clases de dibujo con 8 años debido a su brillante talento. Más tarde fue a la Kongelige Akademi for de Skønne Kunster (Academia de Bellas Artes de Copenhague) con Frederik Vermehren, entre 1879 y 1884. También estudió con Frederik Rohde, Vilhelm Kyhn y Peder Severin Krøyer y consiguió un gran éxito internacional muy pronto.
En 1891, se casó con la hermana de un colega y compañero de trabajo, Ida Ilsted, con quien vivió en Copenhague hasta su muerte en 1916. Ida es un tema frecuente en sus cuadros y en los de su hermano, Peter Ilsted. Tras la muerte del pintor, sus cuadros fueron cayendo en el olvido, en gran parte debido a tendencias vanguardistas que inundaron todo el continente, y su obra así fue considerada démodée y demasiado fría y apacible para aquellos tiempos modernos y de gran movimiento y colorido como los istmos pictóricos que se desarrollaban en París y Berlín.
Con el resurgimiento del simbolismo en los últimos años, sus cuadros han vuelto a estar en el punto de mira y sus obras han vuelto a ganar popularidad en museos daneses, el Musée d'Orsay de París o el Solomon R. Guggenheim Museum de la ciudad de New York.
Hammershøi fue un pintor de interiores, de habitaciones escasamente amuebladas donde los tonos tristes de los grises y azogados plateados rezuman e inundan el espacio de una gran tranquilidad que raya en la melancolía y la tristeza, otros parecen ser poblados por el silencio y la quietud exacerbante del mutismo casi letárgico muy propicio para la abstracción apesadumbrada típica de los hombres luteranos y escandinavos.
La pintura de Vilhelm Hammershøi reboza silencio y vacio, su estilo apacible, neutro, clásico y a la vez moderno parece reflejar la tristeza contenida de un hombre que vivió con la infelicidad de un matrimonio marcado por la soledad y ausencia de hijos, y los traumas de una esposa que creía ser heredera de la locura de su madre.
Hammershøi plasma en sus obras los lugares vacíos y austeros para transmitir el mundo interior que no puede ser visto, pero sí sentido. Sus cuadros son como gritos ahogados que desesperadamente quieren ser escuchados pero que quedan atrapados en las cadenas del más cruel silencio.
Por Félix Esteves
La ultima parte de lo escribiste es exactamente lo que senti cuando vi la primer pintura D:, otra cosa que podria agragar -segun a mi juicio- es que ademas de que se queda atrapados muestra como si hubiera perdido el interes de intetar decir las cosas, alguien que alguna vez quizo decir algo, ahora solo se queda en silencio apesar de que tiene la puerta abierta, porque ha perdido la esperanza
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