Canción del sodomita
Han izado el amor. Lo están clavando
coronado de ortigas y de cardos.
Le han cortado las manos, han echado
sal y azufre en sus pálidos muñones.
Ah, mi joven amado, el tiempo es breve.
Suenan ya las trompetas e iracunda
la luna enrojecida afrenta al cielo.
Déjame acariciar tu frente ardida en sueños,
contemplar para siempre tus párpados violetas.
Deja que desanude mi deseo,
que coloque la palma de mi mano
sobre la rosa hirviente que florece en tu pecho.
Ah, mi joven amado que duermes mientras huye
la multitud con un largo sollozo:
una lluvia de sangre cae sobre Sodoma.
Dame tus muslos blancos, tu axila, el dulce cuello,
antes de que en silencio se deslice
el ángel con su espada de exterminio.
Sólo puedo escribir de amor...
Sólo puedo escribir de amor.
Salgo a la noche
respiro su aire tenso, sé que vivo.
Con su canto monódico me seducen los grillos.
Y es la noche sin ti lo que yo escribo.
En el verso me abstraigo.
y allí el amor es sangre y meteoro,
es la espada que hiere, es sal y madrugada.
Breve es y bello y mentiroso,
y eterno y falso y dulce y verdadero.
Y yo sólo sé hablar de la tormenta
que estalla entre tus besos.
Ebria y multicolor
en anodinas calles la ciudad multiplica
mil rostros pianos y una sola mueca,
y abre sus tristes puertas a la noche.
Todo está allí para que la palabra
aprese un llanto, un árbol, la monstruosa
soledad de sus calles vocingleras.
Y yo tan sólo escribo
de la tarde sin ti y de mi tristeza.
Confesión
Para tus ojos
quisiera yo beber el dulce azogue,
y amanecer cubierta de polvo de metales
como una joven faraona muerta.
Robarles su color a los almendros,
y hundiéndome en el lodo feraz de los pantanos
lustrar mi desnudez
para tus ojos.
Recuperar la luz de las espadas
y hacerla batallar en mis pupilas.
Tomarme espléndida
como una esclava etrusca, cuya cabeza calva
perturba el sueño de los mercaderes,
como iracunda araña al sol del mediodía,
como la dentadura feroz de los guerreros,
como el líquido
despertar matutino de las dianas.
( Pero todo esto no es sino literatura
y debo resignarme a sonreírte
sin existir, quizá, para tus ojos. )
Sobre Piedad Bonnett
Piedad Bonnett es una poeta, novelista, dramaturga y traductora colombiana nacida en Amalfi, Antioquia, en 1951. Tiene una licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, donde ejerce la cátedra de Literatura desde 1981, además obtuvo una maestría en Teoría del Arte, la Arquitectura y el Diseño por la Universidad Nacional de Colombia.
Por su primer libro de poesía «De Círculo y Ceniza» publicado en 1989, recibió mención honor en el Concurso Hispanoamericano de Poesía Octavio Paz. En 1996 publicó «Ese animal triste» con el que se reafirmó como una de las voces más representativas de la poesía colombiana contemporánea. Fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía otorgado por Colcultura en el año de 1994 por «El hilo de los días». En 2011 obtuvo el premio "Casa América de Poesía Americana" por "Explicaciones no pedidas".
Entre sus publicaciones también se destacan: “Nadie en casa” en 1994, “Todos los amantes son guerreros” en 1998, “Tretas del débil en 2004”, “Las herencias” y “Los privilegios del olvido” en 2008. Hoy 13 de mayo se le acaba de otorgar el XI Premio Casa de América de Poesía Americana fallado en la ciudad española de Granada por su obra “Explicaciones no pedidas”.
Por Félix Esteves
No hay comentarios:
Publicar un comentario