Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

jueves, 25 de noviembre de 2010

LA HOMOSEXUALIDAD EN LA HISPANIA ISLAMICA.

Al-Mutamid.
Rey de Sevilla cuyo objeto de su afecto fue el poeta Ibn Ammar.
La recuperación de las grandes ciudades después de la caída del Imperio Romano de Occidente y Oriente se dio primeramente en la Península Ibérica gracias a la conquista islámica. Esta restauración urbana y cultural condujo a que aparecieran los gays en las dichas ciudades. El Corán como los primeros textos religiosos sostenía actitudes moderadamente negativas hacia el homoerotismo u homosexualidad, pero no eran prohibitivas ni excluyentes, la sociedad islámica trató con indiferencia a la homosexualidad, aunque muchas veces con admiración.

Existen algunos testimonios literarios que nos hablan de la homosexualidad en la época del Islam, uno de ellos es Al-Tifasi que nació en Gafsa (Túnez) en el año 1184, este hombre de letras nos narra en su libro “Esparcimiento de corazones” la vida de prostitutas, homosexuales y travestis en el Islam, siendo una maravillosa y anecdótica recopilación de la vida sexual y homoerótica de aquella época, donde el escritor hace una diferencia entre homosexuales activos y pasivos. Al-Tifasi nos relata que los activos para ser exitosos tienen que hacer regalos y tener un lugar a su disposición para invitar a sus amantes, mientras los homosexuales pasivos suelen ser jóvenes muy hermosos, y excesivamente arreglados, por lo general se maquillaban, se afeitaban y se depilaban. El escritor nos relata también en muchos de sus cuentos o anécdotas la existencia de hombres que vendían sus cuerpos para vivir y nos habla del DABB, que es el aprovechamiento de la oscuridad para sodomizar al dormido sin que este se de cuenta o percate.

Paio, joven cristiano que desperto un fuerte deseo homoerótico en Abderraman III
y que fue torturado hasta la muerte por no someterse al amor del cruel Califa.
En la Córdoba califal, los homosexuales habitaban todo un barrio, conocido como Derb Ibn Zaydun. El caso de al-Andalus no es aislado. Existe una amplia literatura de contenido homosexual en el periodo abbasida, además de los testimonios de los historiadores. Es muy conocido el caso de Al-Mutamid (Rey de Sevilla en el siglo XI) que se enamoro del poeta Ibn Ammar y donde los historiadores dice que el gobernante era incapaz de separarse de su amado y que además lo convirtió en uno de los hombres más ricos y poderosos de la España musulmana.

Al-Hakem II.
Este califa murio en los brazos de sus mancebos y amantes Fagil y Djahad.
En las crónicas del gran visir Nizam al-Mulk se habla de la homosexualidad como algo habitual. El amor entre hombres era aceptado y se hablaba libremente del amor homoerótico en la literatura. La cultura de Al-Andalus tuvo muchos elementos en común con la cultura griega antigua o helenística , era una sociedad hedonista y tolerante para con la homosexualidad. Muchos de sus califas como Al-Hakem II, Abderraman III, Hishan y el ya nombrado Al-Mutamid eran abiertamente bisexuales y tenían sus amantes masculinos y mancebos a sus disposiciones y servicios.

La permisividad y las actitudes positivas respecto a la sexualidad homoerótica no solo se circunscribía a la cultura islámica de la Península Ibérica, existía una gran cantidad de cristianos y judíos que vivían en las ciudades españolas conquistadas por los musulmanes y que por otra parte muchos compartían el estilo de vida homoerótico.

Por Félix Esteves

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