Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

viernes, 10 de julio de 2009

El Problema Judio.



Ayer murió el abuelo y me entere que había estado en un campo de concentración nazi. Al desvestirlo le vi el número tatuado en su antebrazo, mi hermana y yo nos miramos y comprendimos muchas cosas que ocurrieron en nuestra infancia; por ejemplo aquella forma de vestir del abuelo, siempre en sus camisas de mangas largas que ni siquiera se quitaba cuando íbamos a la playa, por supuesto el nunca se bañaba en el mar por mucho que mi hermana y yo le insistiríamos. Cuando le preguntábamos sobre la abuela, aquella abuela que nunca conocimos, nos contaba lo hermosa y buena que era, pero nunca terminaba su historia, se quedaba viendo el infinito con sus ojos húmedos y brillantes como diamantes. Sabíamos que era polaco, pero siempre nos hicieron creer que era un héroe de guerra y que había luchado contra los nazis durante la resistencia polaca. Ahora también comprendo los silencios eternos de nuestros padres que nos criaron en la fe católica cuando le preguntábamos sobre el abuelo y sus curiosidades y manías. Ayer nos confesaron que los abuelos eran judíos, que habían estado en Auschwits, que la abuela había muerto seis meses después de la liberación cuando parió a nuestra madre. Que cuando llego a América, borro su historia y que hasta se cambio el nombre.
Hoy como todos los días pase frente a la Sinagoga, lo hago siempre pues esta en el camino a mi oficina, la mire de otro modo, aquel imponente edificio me atrajo como nunca lo había hecho, en realidad siempre lo había ignorado, me orille al frente del templo, pare el carro y llore... llore y llore como nunca lo había hecho, de repente cayeron sobre mi espalda la historia triste del pueblo judío y en especial ese momento horrible y tenebroso de la historia que vivió el abuelo. Entre a la Sinagoga y sentí que había nacido de nuevo.
Por Félix Esteves

1 comentario:

  1. Mi abuelo es polaco, y tambien estuvo en un guetto en donde perdio a toda su familia.. la verdad que su historia es aterradora. Lastima que hay gente que no la conoce, y otras tantas que nunca le dieron corte.
    Ojala algun dia lo ocurrido sea parte de la historia y no solo un relato mas..
    Fabiana K.

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