Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

lunes, 15 de junio de 2009

LA PASIVIDAD CRIMINAL O EL SILENCIO DE LOS NO TAN INOCENTES


La mayoría de las religiones educan a los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone reglas, leyes y normas que están por encima de toda razón y que además no se pueden poner en duda y mucho menos en discusión, así el hombre se ve sujeto y esclavizado a un solo ser. Desde que el hombre pobló la tierra a necesitado de ese ser todopoderoso para subsistir y mientras más cegado por el amor y a las normas establecidas por el ser supremo se acrecentaba su dependencia psicológica y a seguir ferozmente y ciegamente los mandatos del sujeto o Dios aunque muchas veces fueran irracionales. Esto quizás tenía una explicación porque el ser humano en su ignorancia del mundo exterior necesitaba que alguien le hiciera comprender la existencia de la vida y el universo. Pero desgraciadamente el hombre no ha cambiado y todavía aún necesitamos del Dios Todopoderoso para existir y sobrevivir en este nuevo mundo lleno de avances tecnológicos y científicos por la mera razón de que le tenemos miedo a la libertad en toda la amplitud de la palabra.
En el caso de Venezuela siempre se ha creído en la imagen paternalista y bienhechora del presidente de la república, pero en la actualidad se ha acrecentado muchísimo más el mito de la superioridad divina del mandatario, para nosotros se ha convertido en el Dios Supremo y Todopoderoso. Pero lo peor de esta realidad que ese amor ciego y extremo nos está llevando al totalitarismo. Venezuela se encuentra sumergida en una dualidad: el primer bando quienes aman al presidente y los que aman los churupos que se están metiendo en el bolsillo gracias a las políticas nefastas del régimen y el otro bando que es el que lo odia porque realmente sabemos que estamos retrocediendo en vez de avanzar y queremos tener una Venezuela prospera y aquellos que se quieren llenar las alforjas pero el régimen no los deja, pero en ambos bandos existe una tranquilidad enfermiza de dejarnos llevar por los designios ultracelestiales, tenemos una pasividad extrema porque muy en el fondo creemos que al estar sometidos a un mandato y al solo dominio presidencial estamos garantizando nuestra paz, pero estamos perdiendo el derecho absoluto a la libertad, y cada vez estamos haciéndonos más cómplices de las barbaridades del régimen, porque desgraciadamente llevamos muy en el fondo de nuestro inconsciente un dictador. Durante toda la historia de la humanidad han existido Líderes nefastos pero que no han llegado lejos solos, sino que han tenido el apoyo de la mayoría de sus pueblos como son el caso de Hitler donde su reino del terror duro desde 1933 hasta 1945, Pinochet en Chile desde 1973 hasta 1990, Idi Amin gobernó desde 1971-1979 a una Uganda desfallecida ya por las ineficacias de Milton Obote y Amin termino de desangrar, Alfredo Stroessner en la noble Paraguay impuso un estado de terror durante 35 años (1954-1989), Mussolini en Italia, Stalin en Rusia… Robert Mugabe en el poder desde 1987 en Zimbabwe... Fidel Castro en Cuba desde 1959... Podemos continuar revisando la historia y nos daría terror seguir descubriendo los horrores que son capaces de cometer el hombre y sus ambiciones de poder, pero esos delitos y crímenes no han sido cometidos solamente por los tiranos sino también por los innumerables seguidores que han tenido, lo que pasa que es más fácil después de la caída del régimen echarle la culpa al vecino y hacernos todos victimas cuando en realidad nuestro silencio y pasividad es tan culpable como el mismo tirano.
Por Felix Esteves

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