Llovera a cantaros mis besos
sobre lo aterciopelado de tu puerto
y no será la tormenta confusa
la que nos limite nuestros desenfrenos.
Seremos uno
como la luna en el cielo
dos...
diez...
cien...
mil veces lo seremos
no habra dudas en bogar
hasta el extremo
cada escondite
cada rincón frágil
cada vulnerabilidad
de nuestros torridos cuerpos.
Tu seras mi velero
yo tu fuerte marinero
nuestro humedo lecho
será como el gigante del oceano
no existiran mapas
ni meridianos
ni paralelos
nos perderemos navegando
bajo el embrujo erótico
de nuestro fuego interno.
Por Félix Esteves
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