Aproximarse al cosmos discursivo
y a las prácticas discursivas ejercidas
por los medios de comunicación de la sociedad venezolana referente a la
homosexualidad involucra concebir, entender y juzgar el proceso orquestado por la
heteronormativa, la educastración y la homofobia. Los mass media venezolanos,
tanto privados como gubernamentales, están forjados y atados a los fundamentos
judeocristianos y en ese sentido el discurso de los medios, en calidad de
informar y educar a la sociedad, está inscrito a pactos invisibles de
manipulaciones, sugestiones y seducciones entre los diversos y heterogéneos actores
que coexisten asimétricamente en nuestra sociedad y que benefician
particularmente al status quo establecido por la heteronormativa, y que
desbalancean aún más la balanza de la justicia social discriminando
mayoritariamente al colectivo LGBT.
En pleno siglo XXI cuando muchos países
han aceptado la diversidad sexual y la comunidad LGBT ha logrado imponerse
frente a las discriminaciones y la intolerancia, que prohibían el matrimonio
igualitario, la adopción homoparental, entre otros derechos, Venezuela sigue
sumergida en la plena oscuridad, y los medios de comunicación nacional se han
dado a la tarea de marginar cada vez más al colectivo LGBT, no sólo con ignorar
la situación actual de esta minoría, sino también ejerciendo o desarrollando un
discurso asertorio que vilipendia la realidad
de la comunidad LGBT.
Saco todo esto a colación, porque
en el mes del “Orgullo Gay”, parece que el colectivo LGBT deja de ser invisible
por un poco tiempo para los mass media nacionales, no obstante, tanto los
medios impresos como la televisión aprovechan el día festivo, y me refiero en
especial el día de la Marcha Gay para reforzar los estereotipos negativos y
aumentar así la homofobia muy arraigada en el inconsciente colectivo de la
sociedad venezolana.
No podemos negar que muchas
instituciones u organismos LGBT venezolanos están luchando para que el Estado y
la sociedad entiendan la necesidad de legislar la igualdad que merecen los
ciudadanos LGBT, pero esa lucha parece infructuosa e insignificante cuando los medios
de comunicación generan un discurso mediático que construye mentalidades y
subjetividades discordantes a la tolerancia que debe existir en una verdadera
democracia donde todos sus ciudadanos sean mirados con igualdad, y donde la simetría
social sea la realidad. No obstante el “holograma” de la homosexualidad reflejado
por los medios de comunicación contextualizan “una realidad diferente” y “disfrazada”
de los ciudadanos LGBT que otorga mayor supremacía a la ideología del binarismo
sexual de la heteronorma.
En la actualidad sabemos el poder
que ejerce los medios de comunicación sobre la educación de la sociedad, Teun A.
Van Dijk sostiene que:
… “la mayor parte de nuestro
conocimiento social y político, así como nuestras creencias sobre el mundo,
emanan de las decenas de informaciones que leemos o escuchamos a diario. Es muy
probable que no exista ninguna otra práctica discursiva, aparte de la
conversación cotidiana, que se practique con tanta frecuencia y por tanta genta
como el seguimiento de noticias de prensa y televisión” (Van Dijk, 1997: 29-30).
En este sentido, el discurso
mediático, tiene características muy oportunas, ajustadas y propias como la
forma de construir la actualidad, la construcción de la realidad, la ideologización
y la circulación. Y si bien los activistas en pro de la diversidad sexual
señalan que después de tanto tiempo y años de salir a las calles a marchar
contra la discriminación, el colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual ha
logrado que los medios de comunicación vean a dicha manifestación como un
asunto de justicia social, empero, la realidad parece otra, pues en los
noticieros de televisión o en los artículos de prensa que reseñan la Marcha del
Orgullo Gay solo señalan la parte festiva, el “relajo”, la “fiesta”, el “desmadre”,
el “desorden”, los “disfraces”, las “lentejuelas”, las “plumas” que vienen a
crecentar la idea de que el gay, el homosexual, y afines solo sirven para “eso”,
y no colacionan la verdadera lucha, el esfuerzo, el arrojo y la valentía de
esta minoría que son más que plumas y fiesteros, que están integrados por una
comunidad de profesionales de todo tipo que quieren mejorar su situación legal,
cultural y social frente a la intolerancia de una sociedad que los margina solo
por el hecho de ser diferente a la heteronormativa.
Si bien algunos medios durante
ese día redactan piezas periodísticas interesantes sobre la diversidad sexual,
y que apoyan el movimiento LGBT, el resto de los 364 días del año, los medios
parecen cargados de artículos y programas de televisión llenos de estigma. También
podemos decir que si bien la palabra homofobia hace diez años era impensable a
nivel mediático durante el mes de junio se hace más visible, no obstante,
parece hipócrita la relevancia que toma durante esos pocos días cuando durante
todo el año los sustantivos y adjetivos malsanos y discriminatorios son el
plato del día, donde los personajes estereotipados del gay “que bota plumas”
por doquier o del travestido “escandaloso” o la lesbiana “camionera” parecen
ser los únicos integrantes del colectivo LGBT.
También tenemos que agregar que
mucha de las personas LGBT que asisten a la marcha del Orgullo Gay van a ella únicamente
por el hecho de ver y ser vistos, y no con la imperiosidad de la conciencia
política y social que merece tal ocasión. Claro está que el día de la marcha es
una ocasión para festejar, pero no es lo único, tenemos que dar una mejor
imagen, no podemos darle la oportunidad a la heteronormativa a que siga alimentando
a la sociedad con estigmatizaciones, de igual manera es necesario que los
medios retraten a fondo la realidad de la comunidad LGBT más allá del estereotipo, pero eso nos
toca a nosotros en dar una imagen seria de nuestra lucha, que si bien puede
estar adornada con oropeles y fantasías, también la podemos vestir de seriedad
y valentía, y que se comprometa con el
discurso de los derechos humanos y que dicho discurso se extienda más allá de
la marcha, que se haga sonar en otros ambientes, no únicamente ese día sino los
restantes del año.
Bibliografía y Fuentes de Internet:
VAN DIJK, TEUN A. Racismo y análisis crítico de los medios.--
Barcelona: Paidos, 1997.
Por Félix Esteves
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