Son impresionantes las estadísticas de las muertes violentas ocurridas en Caracas todos los fines de semana. Cada lunes los noticieros y periódicos anuncian la fatal cifra que tiene atemorizados y horrorizados a todos los venezolanos. El último fin de semana del mes de agosto del año en curso se registraron más 70 muertes violentas en la ciudad capital del territorio y las estadísticas de los últimos años han señalado a Venezuela como el país que alcanza la mayor tasa de asesinatos en América Latina.
Según declaraciones del mismo Ministro de Interiores el Sr. Tarek
El Aissami Venezuela registró una tasa de 48 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2010. A esto tenemos que agregarle el incremento de otros delitos como lo son el hurto de vehículos, el secuestro, robo y el tráfico de estupefacientes o drogas. El año pasado las estadísticas oficiales dieron un poco más de 14.000 asesinatos, mientras que las cuentas de organismos no oficiales u ONG arrojaron la cifra de 17.600 muertes violentas, entre ellos el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). Para el mes de agosto que acaba de terminar las cifras se cerraron con el record de más de 560 muertes por asesinato.
¡No me quiero imaginar la época decembrina cuando los venezolanos cobran sus aguinaldos si la delincuencia sigue tan impune como hasta ahora! Hasta ahora los intentos del gobierno han sido en vano, primeramente porque el oficialismo ha apoyado y aplaudido la violencia tanto en el pueblo como en algunas de las autoridades gubernamentales y simpatizantes del régimen.
Por otra parte existe un descontrol absoluto y grosero con las armas de fuego, pareciera que los clanes y delincuentes están mejor armados que las propias policías del Estado y de la Armada Nacional. Además en Venezuela es cada vez mayor la excepción del castigo y el escape por parte de la justicia para aplicar la pena a los delincuentes, es decir vivimos en una clara impunidad. Los estudios y cálculos realizados por el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela sólo para el 2004 el siete por ciento de los casos conocidos por homicidio recibían castigo, es decir de 9719 casos de homicidios presentados en aquel entonces únicamente 680 fueron condenados. Para el 2010 la impunidad era del 91%, no obstante muchas ONG aseguran que esta pudo llegar al 98%:
…”la alarmante cifra del 91% de impunidad podría ascender hasta el 98 por ciento ya que el estudio mide el mínimo de impunidad: menor número de homicidios y de homicidas por caso y menor nivel de castigo (la detención)”.
Por otra parte el gobierno nacional ha disuelto o desarmado a muchos estados o entidades de sus policías regionales, dando pie al crecimiento de la delincuencia.
Al fenómeno de la impunidad se le suma que mucho de los jueces que están ejerciendo dichas funciones no son jueces titulados, en la mayoría son jueces interinos o provisorios, pero a pesar de que estos últimos están o ejercen exactamente las mismas funciones que los jueces titulares, son cambiados o removidos constantemente de sus cargos descuidando o retrasando los procesos judiciales, además que se desestimula la ética de la justicia.
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Caricatura de Weil |
Otro fenómeno judicial ético que sufre nuestro país es que la aplicación de la justicia o de las leyes esta bajo criterios políticos. Un ejemplo claro, conciso y muy actual es el del periódico “Sexto Poder” y el programa de Televisión “La Hojilla”. Mientras en el primero fueron encarcelados los directivos del periódico y cerrado el importante medio de comunicación impreso, el programa “La Hojilla” sigue impune, claramente vemos que aquellos que no pertenecen a la tolda política oficial se les penalizado con toda la rigidez de la ley, mientras aquellos que militan o pertenecen al oficialismo permanecen inmunes y privilegiados a “los ojo ya no tan ciegos de la justicia”.
La violencia se ha institucionalizado. El patrón de conducta violenta se repite y se repite, no sólo en el entorno de los delincuentes, la violencia la vemos en la Asamblea, la vemos en el vocabulario de las máximas autoridades del país. La violencia en el país en estos últimos doce años ha crecido más de un 100%, pero esto no es casualidad, el régimen político que impera, sus acciones y descuidos como su desidia es culpable de esta explosión delictiva y de la violencia imperante. Venezuela se ha convertido en un país más violento que aquellos que viven en Guerras Civiles como Sudán o Afganistán. La sociedad venezolana se ha empobrecido no solo a nivel del bolsillo o nivel adquisitivo de sus ciudadanos, el empobrecimiento ha llegado a las mentes y almas de los que vivimos en esta tierra que cada vez se parece más a una mezcla de Macondo - salvando lo bello del pueblo de “Cien Años de Soledad - con un Western italiano dirigido o gobernado por Jack Merridew, el niño villano de “El Señor de las Moscas”.
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