Según la costumbre hebrea, reprobaba o tildaba de impuro cuanto hubiera estado en contacto con un cadáver: “
El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días.” Números, Cap. 19, versículo 11. http://www.iglesia.net/biblia/libros/numeros.html Los cristianos conservaron esta norma o máxima judía por mucho tiempo y sólo tres siglos después de la muerte de Cristo comenzaron a venerar reliquias, cuando se separaron definitivamente de los preceptos judíos y tomaron su propio camino y absorbieron las pautas y costumbres de las religiones de los gentiles (Romanos y Griegos) donde era muy común adorar las reliquias u objetos sagrados.
La cuestión es que por mucho tiempo nadie había conservado reliquias u objetos pertenecientes a Jesús, ni de ningún apóstol u hombre santo anterior al siglo III. ¿Entonces de donde salieron tantas síndone, sudarios, pañales, prepucios, cruces, lanzas, y otras reliquias?
La ambición y el deseo económico empezó a fabricar y “descubrir” los objetos sagrados supuestamente pertenecientes a Jesús debido a la demanda de aquel entonces y así aparecieron infinidades de ellas, como por ejemplo “La Verdadera Cruz” supuestamente encontrada por Santa Elena en el siglo IV, a esta se añadieron después “Los Clavos de Cristo” y “La Columna de la Flagelación”. Más tarde, en el siglo V, aparecieron “La Corona de espinas” y en el siglo VI “La Lanza” que le abrió la herida en su costilla a Cristo.
Ya para el siglo VI no había iglesia, capilla u otro centro religioso cristiano católico que no tuviera sus propias reliquias por muy pobre que fuera, así se repitieron decenas de mantos, de coronas, de lanzas, de clavos y todos se jactaban y pregonaban que sus reliquias u objetos sagrados eran los únicos y los originales. Aparecieron cientos de traficantes que suministraban adonde fuera necesario de los supuestos objetos santos y como la globalización no tenía ni esperanza de nacer, era imposible saber que la iglesia del pueblo vecino también tenía los pañales del Niño Jesús, o que la capilla de más allá poseía al igual que la de acá el manto de la Verónica.
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Por mucho tiempo se pelearon pueblos enteros por hacerse dueños de las reliquias y de los lugares santos, sin embargo más que una lucha por poseer lo sagrado, sabemos que era una guerra de carácter económico disfrazada de “guerra santa”, cuando siempre se ha sabido que las reliquias de Jesús son falsas. Pero esto no le quita mérito a estos objetos llamados sagrados ya que ellos constituyen documentos históricos que nos permiten estudiar y evaluar la credulidad de nuestros antepasados, la ambición y el cinismo de la iglesia que viene seduciendo, engañando y estafando por más de dos mil años a los creyentes de Cristo. |
Creo en Dios y en Cristo como su hijo, como lo somos todos en la tierra, pero no soy capaz de creer en falsos ídolos y reliquias que dicen ser de Jesús y que además dicen llevar el plasma sagrado del Señor, tal vez en lo que si puedo estar seguro que dichos objetos están manchados por la sangre, pero no la de Cristo, sino por la de los pueblos y los hombres que en nombre de la cristiandad creyeron en ello y se lanzaron a una guerra que sólo afianzaba la ambición y la supremacía económica de una institución, y que además alimento y acrecentó el cinismo de los chacales de la iglesia.
Por Félix Esteves
No creo en dios, mucho menos en el tal cristo. De ese personaje lo es falso todo, ni siquiera hay pruebas históricas fehacientes de su paso por el mundo. Así pues, no me extraña que sus "reliquias" también lo sean.
ResponderEliminarSeñor y Dios mio, haznos humildes y sabios de corazón y de pensamiento, para que podamos algún día vivir de verdad y amar de verdad. Unimos nuestra oración a los méritos de Tu Preciosísima Sangre, para que adquiera valor.
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