El VIH/SIDA, que se
expandió con gran fuerza a principios de la década de los ochenta, ha sido
noticia a finales del año pasado y principios de este año en Venezuela debido
al aumento que esta enfermedad ha tenido y que viene a constituir un gran
problema de salud en el país. Una investigación del Grupo de Trabajo de Sida de
la Sociedad Venezolana de Infectología, que incluyó trabajo de campo en cuatro
puntos del país, detectó hallazgos importantes que dan pistas sobre este
descuido en la prevención, especialmente en la población femenina; por ejemplo,
el 99% de las 300 portadoras del VIH incluidas en la investigación, se
contagiaron por no utilizar protección durante las relaciones sexuales.
Igualmente Según datos del Ministerio de Salud presentados ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas (junio 2011) en Venezuela se registran 11 mil
nuevos casos anuales de infección por VIH y 1600 casos de muertes por Sida.
Para finales de 2009 habían registradas en el país 89.875 personas con VIH-
Sida.
Según cifras
emitidas por Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela, hasta
abril de este año, 38 mil 204 personas recibieron tratamiento antiretroviral, a
lo que se suman aproximadamente de mil a 1200 personas que ingresan al programa
para recibir tratamiento. Pero tanto el ente rector de salud como las
instituciones que trabajan en esta área como la Cruz Roja reconocen que hay un
subregistro de casos, lo que influye en el funcionamiento del programa y
control epidemiológico de la población.
Un informe
realizado por el Ministerio de Salud en mayo de 2011 denominado "Base de
datos para una estrategia basada en evidencia", se presenta un cuadro en
el que predomina la categoría "evidencia no encontrada", en el
registro de los grupos de riesgo. El
documento señala que se desconoce información como el uso del condón,
realización de prueba de VIH y presencia de otras infecciones de transmisión
sexual en cada caso.
El Ministerio y el
Programa Nacional VIH/SIDA atraviesan un problema de respuesta estructural,
que se refleja en las fallas de distribución de medicamentos y poca inversión
destinada para la Prevención y la Educación. La mayoría del presupuesto del
Programa VIH/SIDA se va en compra de medicamentos pero no hay recursos
suficientes para prevención y educar a la población sobre el VIH.
Este fenómeno
social y de salud ha vuelto a poner en la palestra la intrincada relación
existente entre la conducta del individuo, su educación, el desarrollo de la
enfermedad y las políticas gubernamentales. Cuando el progreso y el avance de
la medicina hacen prever la progresiva erradicación de muchas enfermedades
infecciosas epidémicas, en nuestro país las enfermedades como la hepatitis C y
el SIDA se extienden con gran velocidad.
En los últimos
años, se ha desarrollado una nueva perspectiva en la manera de entender la
salud y la enfermedad basada en las aportaciones procedentes de las ciencias
sociales y de la educación, pero no parece el caso de Venezuela, donde cada vez
más aumenta la tasa de infectados por VIH. Es cierto que hay muchas
instituciones avocadas a la prevención del SIDA pero no es suficiente, el
Estado venezolano necesita tomar medidas drásticas que ayuden a aminorar la
epidemia. No basta con la progresiva sofisticación de los procedimientos de
diagnósticos y terapéuticos (sabemos que en el país esto es un “vía crucis”
para los pacientes con VIH y sus familiares) sino también poner en práctica una
perspectiva integradora que trate de incorporar las dimensiones psicológicas,
educativas y sociales que pudieran ser de gran importancia para la explicación
de la enfermedad, su prevención, su evolución, pronostico y tratamiento, para
que generé interés, conocimientos y habilidades que permitan afrontar los
riesgos con garantías y, por esta vía, impedir el desarrollo de la pandemia y,
en su caso, la exclusión de los ya contagiados.
A mi parecer, el
gobierno y el Ministerio de Educación tienen que tomar medidas o políticas que
lleven a las escuelas y liceos en el devenir de la epidemia, sus consecuencias,
su control y su prevención. No obstante los educadores, maestros, profesores y
demás profesionales implicados en la formación de las personas, en especial de
los niños y jóvenes, deben ser conscientes
de la importancia de esta educación, pues primordialmente hay que empezar a
educar al sobre el SIDA a los educadores. Pero esta implicación educativa, no
habrá de limitarse a los centros educativos, sino que tenderá a convertirse en
una acción de liderazgo comunitario en la lucha contra el VIH/SIDA.
La importancia del
papel de las escuelas y liceos en esta tarea educadora y de prevención del SIDA
se valora mucho mejor cuando vemos que la mayoría de los niños y jóvenes entre
5 y 18 años están en las escuelas y liceos, además que los profesores y
maestros con un simple curso sobre SIDA y prevención pueden transmitir el
conocimiento al educando ya que poseen las herramientas, técnicas y metodología
para ello. Igualmente las escuelas y liceos tienen la posibilidad de implicar
la comunidad en la tarea educativa, y de manera muy significativa a los padres
y representantes.
La labor educativa
para la salud en la población escolar es inaplazable y debe contribuir a que
niños y jóvenes adquieran los conocimientos y actitudes que permitan evitar el
desarrollo de la epidemia entre ellos, ya que sabemos que desde muy jóvenes
nuestros adolescentes experimentan su sexualidad, tal como se reseña: … “la
edad media, en la que los jóvenes venezolanos inician su actividad sexual, se
da entre los 12 y 14 años.”
Si una verdadera
educación sexual y una autentica labor de enseñanza contra el VIH/SIDA se
consigue, el sistema educativo se convertirá en un poderoso centro de dispersión
comunitaria en la lucha contra el VIH/SIDA; y no sólo en tareas de prevención,
sino también en las relativas a la lucha contra la marginación y la segregación
de los afectados y el respeto de sus derechos.
Venezuela como
miembro de las Naciones Unidas durante en el año 2001, junto con los demás miembros de la
organización internacional se comprometió a perseguir una serie de múltiples
metas de referencia relativas a la prevención, asistencia, apoyo y tratamiento,
así como a la reducción del impacto a los niños huérfanos y en situación
vulnerable por causa del VIH/SIDA. Entre esas metas figuran las siguientes
(ONUSIDA y OMS, 2001):
a) Reducir la
infección por el VIH entre los jóvenes de 15 a 25 años de edad en los países
más afectados en un 25% para el año 2005 y, mundialmente, para 2010.
b) Para 2005,
reducir el número de lactantes infectados por el VIH en un 20%, y para 2010 en
un 50%.
c) Para 2003,
desarrollar estrategias para fortalecer los sistemas de atención de salud y
abordar los factores que afectan el suministro de medicamentos relacionados con
el VIH, incluidas la accesibilidad financiera y la fijación de precios de esos
medicamentos. Además, realizar urgentemente los esfuerzos necesarios para
asegurar las normas de calidad más altas posibles en el tratamiento del
VIH/Sida, incluida la terapia antirretrovírica proporcionada en forma cuidadosa
y vigilada para reducir el riesgo de desarrollo de farmacorresistencia.
No obstante este
conjunto de objetivos parece no haberse cumplido por el país, pues en los
colegios y liceos la educación sexual y la prevención contra el VIH/SIDA brilla
por su ausencia y el aumento de la población joven con VIH crece cada vez más,
como crece el embarazo precoz, la hepatitis C y otras enfermedades de
transmisión sexual.
El Estado debe
adoptar políticas eficaces para combatir la epidemia, asumir plenamente sus
responsabilidades, al tiempo que debe apoyar apoya y reconocer su función
capital, no sólo como cauce de la información sino también en su rol de
promoción del cambio de actitudes y comportamientos ante el SIDA como enfermedad
y como fenómeno social. El Gobierno en sus
representantes del Ministerio de Salud y de Educación debe impulsar las tareas
básicas que están establecidas por el
“Enfoque FRESH” (Focusing Resources on Effective School Health), adoptado en el
Foro Mundial de Educación de Dakar desde hace doce años, para ser más específicos
en el año 2000, y auspiciado por la UNESCO, el UNICEF, el B.M. y la O.M.S. y
que establece:
a) Medidas que se
deben adoptar
- políticas de
salud escolares concebidas para evitar la discriminación a causa del sida;
- generar un
ambiente escolar sano;
- proporcionar una
enseñanza fundada en conocimientos prácticos relacionados con el conocimiento y
la prevención del VIH/Sida;
- asesoría
permanente de salud y colaboración con asociaciones que aborden el tema del
VIH/Sida.
b) Resultados
previstos
- demorar las
relaciones sexuales en la adolescencia;
- fomentar la
abstinencia;
- promover el uso
del preservativo.
A falta de una
vacuna biológica, que pare el virus y proteja a los individuos del VIH/SIDA, se
debe contar con una verdadera “vacuna social” ante el VIH/SIDA, que nos permita perfeccionar
y optimizar las aptitudes de las personas para hacerle cara a la pandemia.
La tarea de educación y prevención del VIH/SIDA afecta de un modo muy importante al sector infantil y
juvenil de la población, ya que, como ya es sabido, la mayor parte de los
afectados por el VIH en todo el mundo lo han sido antes de los 18 años, por
eso, este frágil sector de la población necesita ser educado más profundamente
de cara a la prevención de la infección. Sabemos además que el SIDA es una
enfermedad que muy frecuentemente se expande gracias a la ignorancia, tenemos
que educar a los más jóvenes para que, en ningún caso, la infección por el VIH
siga siendo fruto del desconocimiento.
El país en general necesita de una Educación dirigida a combatir el mal del VIH y del SIDA, necesita de una Educación que borre la discriminación producto de la ignorancia o del desconocimiento del VIH/SIDA. Independientemente
del nivel de prevalencia del VIH, el país deberá incorporar una educación de
buena calidad en salud sexual y VIH/SIDA en los programas de estudio. Esto se
debe a que el VIH/SIDA ha producido una crisis mundial. Ninguna nación se
escapa de este mal, Venezuela menos. Los jóvenes venezolanos necesitan estar
dotados de la información, del conocimiento y las competencias que los
capacitan para tener una vida sexual responsable y sin riesgo. Este es el verdadero y gran desafío del sistema educacional
venezolano. No necesitamos armas en los colegios, no se requiere de materias alienantes sobre política baratera, no se necesitan obras de teatros con niños armados. Necesitamos una Educación para la Vida y el Amor que este a la altura del
reto, y así proporcionarles bienestar y desarrollo a los jóvenes de hoy, sino también a los adultos de
mañana.
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