La aclamada serie “Los Simpsons” es una sátira hacia la sociedad estadounidense, en ella se narra la vida cotidiana de una familia típica de clase media, cuyos miembros viven en un pueblo ficticio llamado Springfield. Pero Los Simpsons es más que una caricatura y un producto de consumo, esta serie animada se erige en una aguda crítica al sistema que lo contempla, es decir su principal nutriente es la sociedad actual, la misma que le otorga los altos rankings y que lo ha mantenido por más de veinte años en la televisión.
Los Simpsons no nos vende el prototipo del “Happy American Way”, la singular familia amarilla echa por tierra las vanas ilusiones del “sueño americano”, tan propugnado por la sociedad norteamericana y que tan desesperadamente trata hoy de rescatar en casi parte de su programación de televisión y en el cine comercial.
La familia Simpsons lucha por ser una familia perfecta americana (o lo que pretende ser una familia feliz estadounidense) sin embargo nunca lo logran, porque como en la realidad, la familia perfecta no existe, ellos son una familia “normal” o mejor dicho, una familia promedio, claro con ciertas alteraciones típicas de las animaciones o comics para televisión, tal como años atrás fueron "Los Picapiedras" y "Los Supersónicos", con la diferencia que el destino o futuro de "Los Simpsons" esta marcado por el pesimismo o el desequilibrio familiar.
Dentro de lo que los comunicadores sociales llaman la lectura valorativa, “Los Simpsons” es un éxito sociológico, donde la violencia y la sátira, el humor ácido son utilizados por los personajes como recurso para generar, transitar y resolver situaciones. La violencia esta implícita y sin ella el programa no sería lo mismo. Con respecto a los valores de la narrativa, el programa amarillo, refleja un gran ingenio, originalidad e inteligencia, y es que el programa utiliza temáticas eficaces que identifican a las personas que lo miran y la siguen. Las situaciones y los personajes son estereotipos que responden a problemáticas que enfrentan las personas que como los Simpsons tratan de sobrevivir en este mundo globalizado. El televidente se siente identificado en gran parte con esas situaciones y muchas veces se ven reflejadas en ellas.
En la serie se observan maniqueísmo en la presentación de los personajes: Listos (Lisa y Martin) y Tontos (Barney y Cleto); Buenos (Flanders) y Malos (Nelson y Jimbo); Respetuoso (Marge, Sacerdote, Lisa) y Burlones (Homero, Bart). No obstante la realidad de los personajes llega a todos porque están presentados irónicamente, ¿cuántos padres de familia no se asemejan a Homero? Grotesco, vive tomando cerveza y odia su trabajo; o cuántas mujeres no son el pilar del hogar como lo es Marge, que antepone su felicidad al bienestar familiar y que dejo sus sueños e ideales de juventud por un embarazo inesperado que la atrapo en lo que es ahora su familia; cuantos niños como Bart no vemos a diario en la calle y en las escuelas, malcriados y con problemas de conducta donde su futuro más inmediatico podrá ser la delincuencia; o cuantas Lisas no observamos día a día en esas niñas que luchan por superar el maltrato familiar y la mediocridad del hogar estudiando y creando mundos ficticios a su alrededor; y donde dejamos a la pequeña Maggie, muda, observadora del desastre familiar (tan típico hoy día), quizás jamás podrá hablar.
Sin embargo y a pesar de todo esto “Los Simpsons” es una familia que sigue unida, que se sientan en el sofá junta a ver la TV, que desayunan todos los días en la misma mesa, que se pelean y se reconcilian, que se detestan pero también se aman… en su historia se dibujan y desdibujan la cotidianidad de una familia común y corriente, con sus momentos felices y de desgracias, con sus problemas y sus maneras de resolverlos (aunque muchas veces de formas no ortodoxas y algo fuera de lo común). "Los Simpsons" es la familia promedio de cualquier parte del mundo, sea en Toronto o en Buenos Aires, en Tokio o en Caracas, en Chicago o en Sidney, en Bogotá o en Madrid y los espectadores saben eso y se identifican o se ven proyectados en ellos. Allí reside el verdadero éxito de esta simpática serie.
Si me ponen elegir sí ver una ridícula telenovela mexicana o venezolana o una serie sangrienta, violenta y típica policial (que es lo que más abunda en la televisión en la actualidad) o “Los Simpsons”, no lo duden en mi elección. “Los Simpsons” supera cualquier culebrón o cualquier serie mediocre policial, porque la realidad con que presentan a la sociedad de hoy en día lo hacen de una forma crítica y madura, coherente y distinta, amena y creíble a pesar de sus disparatadas situaciones, además que a pesar de su terrible y oscura forma de presentar el futuro de lo que se hace llamar la base de la sociedad, es un programa de humor y ante tanta cruel realidad y pesimismo es preferible reír que llorar.
Por Félix Esteves.
Hola :D
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Salud!
Los Simpson es una serie que genera estancamiento, en todos los capítulos Bart es igual, no crece y se quedó con su misma forma, al igual que Lisa, Lisa es un personaje "hipócrita", suele ser excelente estudiante, pero por dentro carga la tristeza por ver a un papá Homero sumido en el alcohol. Maggie es la misma nena del chupo que no se lo saca de la boca. Todo el programa de Los Simpson no genera humor, genera tristeza y estancamiento.
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